Nuestra María Valverde continúa su ya amplia carrera internacional (a pesar de su juventud lleva ya más de doce años haciendo películas fuera de nuestras fronteras), con este drama histórico con reparto internacional que resulta ser un regalo con muy poco interés con un envoltorio que puede enamorar, pero un relleno que decepciona.
Ali Khan y Nino Kipiani son dos jóvenes que viven en Bakú, capital cosmopolita de la rica en petróleo Azerbaiyán. A comienzos del siglo XX, con una sociedad que lucha por convertirse en la primera república democrática musulmana, Ali es musulmán y Nino, una joven cristiana georgiana de costumbres europeas. A pesar de sus diferencias culturales y religiosas, entre ambos surge un romance que no encontrará obstáculos. Hasta que estalle la I Guerra Mundial.
Los intentos de los azerbaiyanos por independizarse se verán frenados años después por los esfuerzos de Rusia por conquistarla para su revolución por los yacimientos de petróleo de sus tierras. Ali y Nino se enfrentarán a todas estas vicisitudes para que triunfe su amor.
Reino Unido-Azerbaiyán, 2016 (100′)
Dirección: Asif Kapadia.
Producción: Kris Thykier.
Guión: Christopher Hampton, basado en el libro de Kurban Said.
Fotografía: Gökhan Tiryaki.
Música: Dario Marianelli.
Montaje: Alwxander Berner.
Intérpretes: Adam Bakri (Ali Khan Shirvanshir), María Valverde (Nino Kipiani), Riccardo Scamarccio (Malik Nakhararyan) Mandy Patinkin (Duque Kipiani), Connie Nielsen (Duquesa Kipiani), Homayoun Ershadi (Safar Khan), Halit Ergenç (Fatali Khan Khoyski), Assaad Bouab (Ilyas Bey), Numan Acar (Seyid Mustafa), Ekin Koc (Mehmed Heydar) .
Asif Kapadia, que en sus anteriores trabajos documentales había demostrado ser un director más que solvente (de hecho, incluso se llevó el Oscar por su última obra, Amy), capaz de montar historias visualmente potentes y argumentalmente interesantes usando imágenes ajenas, pierde toda su capacidad cuando rueda imágenes propias. Así, esta Ali y Nino está llena de paisajes espectaculares e imponentes, pero cuya historia no aporta fuerza alguna.
Los personajes hablan un inglés con diferentes (y muy fuertes) acentos extranjeros, sus actuaciones resultan impostadas y, lo que es peor, la supuesta epopeya histórica está diluida y todo parece centrarse más en la historia de amor (una de tantas, una de las miles de historias de amor imposible que nos han contado ya desde aquella de los Montesco y los Capuleto) en vez de en esta parte de la historia desconocida para la inmensa mayoría.
El resultado se acerca más, con su guión lleno de tópicos y escrito a brochazos, con sus decorados elegantes, con su estructura convencional, a un telefilme de sobremesa, en vez de esa gran referencia nacional para un país que pretende ser.
