1531. Bernardo de Grimaldo y Dos-Hermanas

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1531. Bernardo de Grimaldo y Dos-Hermanas

Curioso y hasta enigmático personaje fue Bernardo de Grimaldo. Pero más curioso fue en la Historia de nuestra ciudad, adonde llegó casi por casualidad, convirtiéndose en poco tiempo en el verdadero ‘Señor’ de Dos-Hermanas, ‘lugar de la Muy Noble e Muy Leal çibdad de Seuilla’, que es como se intitulaba la actual ciudad en los documentos notariales del XVI.

La vida de Grimaldo está plagada de acontecimientos propios de una novela. Nacido en la ciudad italiana de Génova, en el seno de una de las principales familias dedicadas al comercio, él mismo seguiría la tradición familiar y hacia 1488 se estableció en Sevilla, dejando en su ciudad natal a su esposa, Violante de Grimaldo, y a sus tres hijos: Nicolás (con quien no tuvo buenas relaciones), Franchettina y María de Grimaldo. Un año más tarde, aparece como cónsul de la colonia genovesa en la capital hispalense, y muy poco después, sobre 1491, quedó prendado de una distinguida dama sevillana llamada Leonor de Azamar, con la que mantuvo una relación que no sabemos si finalmente acabaría en boda. En cualquier caso, de su unión con Azamar nacieron tres hijos: Juan Bautista, el primogénito, Polo, canónigo de Sevilla, y el comerciante Juan Francisco de Grimaldo.

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Bernardo de Grimaldo residió en la calle Génova de Sevilla, esquina con la calle Alemanes, donde hoy en día se levantan unos pisos en cuyos bajos hay una conocida cadena de cafeterías americana. Asimismo, de su actividad mercantil e importancia que llegó a alcanzar en ese aspecto poseemos numerosos datos que por falta de espacio prescindimos. En nuestro libro sobre la Historia de la Hermandad de Santa Ana recogemos una amplia biografía de este personaje y a él nos remitimos.

1531. Bernardo de Grimaldo y Dos-Hermanas

Sí, en cambio, nos detendremos en su relación con Dos-Hermanas. Desde principios del siglo XVI tanto Grimaldo como su esposa doña Leonor de Azamar comenzaron a adquirir propiedades en el término municipal nazareno. De esta forma, suyos eran una casa-mesón situado en la calle Real, un pedazo de tierra, una sembradura, dos fincas en la zona del camino que conducía a Sevilla, un pedazo de tierra en el pago del Pozo Bermejo y una viña. Por aquellas fechas, muchos comerciantes de la ciudad de Sevilla comenzaron a adquirir tierras en el término nazareno con vistas a exportar los frutos que daban a las Indias. Y con esas miras compraron Grimaldo y su esposa esas propiedades.

Además, durante el estío Grimaldo se trasladaba a sus fincas de Dos-Hermanas para descansar y huir así del calor de la capital hispalense. Su constante presencia en nuestra ciudad hizo que en más de una ocasión se inmiscuyese en los asuntos públicos del entonces lugar. Tanto gustó a Grimaldo la población nazarena que decidió ser enterrado en la ermita de Santa Ana, cerca de la imagen de la Abuela de Cristo, a la que sentiría especial devoción. Y eso que en su testamento de septiembre de 1511 mandó que su cuerpo fuese sepultado en el convento de Santa Paula. Sin embargo, le pudo más sus “sentimientos nazarenos”. Finalmente, Bernardo de Grimaldo falleció en la ciudad de Sevilla el 8 de agosto de 1531, y siguiendo sus últimos deseos, su cuerpo fue trasladado a Dos-Hermanas para ser enterrado en la capilla de Santa Ana, a los pies de la Patrona.

La sepultura de los Grimaldo en la ermita de Santa Ana
Justo a los pies de la capilla de Santa Ana, en la puerta de entrada, al más puro estilo de Miguel Mañara, se encuentra la sepultura de los Grimaldo, que posee el escudo de armas de la familia y la siguiente inscripción en caracteres góticos: “Aquí está el noble cavallero / Bernaldo de Grimaldo, vno de las qvatro principales / casas de Génova, la devoción / del qual escojo esta perpetua en ocho de agosto de / IUDXXXI años, y el noble / cavallero Juan Baptista de Grimaldo, / su hijo, / falleció viernes XVII de / enero año de IUDLVI, / sus ánimas sean / en Gloria”. La lápida de mármol gris mide 1,45 ms. de largo por 0,70 ms. de ancho. Pero parece ser que en su origen no estuvo en este lugar, sino en otro distinto dentro siempre de la capilla de la Patrona. Según refiere el párroco don Juan Vázquez Soriano en 1787: “[…] a un lado de dicho cuerpo una lápida sepulcral de caracteres góticos, que por no haber inteligentes, no se traslada”. El padre Flores, por su parte, lo confunde con el entierro de Juan de Alcoba. En cualquier caso, no sabemos en qué momento se trasladó el enterramiento al lugar que hoy vemos, aunque debió ser en el siglo XIX. Pero sí conocemos, en cambio, los nombres de los que allí reposan: Bernardo de Grimaldo, su esposa Leonor de Azamar, su hijo Juan Bautista de Grimaldo y la mujer de éste, Leonor de la Paz. Y en 1577 se dio el caso de que Bartolomé Ximénez se encaprichó de esta sepultura y dejó en su testamento estipulado “quel día que de mí acaesciere fallecimiento sea mi cuerpo sepultado en la yglesia de Señora Santa Ana desta villa, en la capilla de la dicha yglesia en la sepultura donde se enterró Juan Bautista de Grimaldo, si los cofrades de la dicha yglesia quisieran, dando de limosna lo que fuere”. No obstante, no hemos encontrado aún ningún documento que diga que esta manda se cumpliese.

1531. Bernardo de Grimaldo y Dos-Hermanas

{xtypo_rounded3}Bernardo de Grimaldo y los nazareno
La relación entre Grimaldo y los vecinos del lugar no llegó a ser, en algunos momentos, del todo cordial. A finales de 1529, por ejemplo, los bueyes de Martín Alonso de Osuna y Bartolomé García el mozo, causaron daños en unas estacadas de Bernardo de Grimaldo. Éste, sin pérdida de tiempo, se personó ante Juan Sánchez Prieto, alcalde ordinario del lugar, y presentó una queja. Los daños fueron valorados en 400 maravedíes. Como ni Martín Alonso ni Bartolomé García pagaban esa cantidad, el alcalde ordinario no tuvo más remedio que ordenar en enero de 1530 al alguacil del lugar que cobrase los 400 maravedíes de los bienes de Alonso y García. Este es el mandamiento del alcalde ordinario: “Yo, Juan Sánchez Prieto, alcalde ordinario en este lugar de Dos Hermanas por Sus Magestades, mando a vos Pedro Martín, alguazil deste dicho lugar, que fagáys entrega y execuçión en byenes de Martín Alonso de Osuna e de Bartolomé Garçía el moço por el contrario de quatroçientos maravedíes, los quales son de cierto daño que los dichos Martín Alonso e Bartolomé Garçía fizyeron con sus bueyes en las estacadas del señor Bernaldo de Grymaldo, para lo qual yo enbyé veedores juramentados e apreçiaron el dicho daño en los dichos quatroçientos maravedíes e po parte del dicho Bernaldo de Grymaldo me fue pedido este mandamiento executorio e juró no aver sido pagado destos dichos quatroçientos maravedíes del dicho daño e los byenes en que fizyerdes la dicha execuçión sean muebles e tales que valgan la dicha contía e sacados de su poder e traeldos ante my para que yo haga [——] se a derecho e sy tales byen[es] non tuvieren sean rayzes con fianças bastantes que para ello vos den e aperçebyldos los términos de la ley de Toledo e más le ejecutad por setenta e synco maravedíes de costas a cada vno la mitad que son fechas de los veedores y de pleito e non fagades otra cosa so pena de dos myll myll (sic) maravedíes. Fecho primero día del mes de enero de myll e quinientos e treynta años”.{/xtypo_rounded3}

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