En la edición de 2016 de la Revista Cultural, que anualmente edita el Ayuntamiento de Dos Hermanas y que se presenta este martes , se da a conocer un interesante documento hasta ahora inédito, titulado: Devota Novena á la Santísima Virgen María con el significativo y consolador título del Valme. Abogada especialísima de nuestra España, y Reynos de sus dominios. Compuesta por un devoto de tan ecselsa y poderosa Madre.
Se trata de un manuscrito fechado el día 13 de noviembre de 1873 que consta de 48 páginas y constituye el primer ejercicio piadoso dedicado íntegramente a la Virgen de Valme. Está firmado por un desconocido devoto del que solo figuran sus iniciales, J.M.O., el cual escribe una expresiva dedicatoria justificando su propósito y haciendo referencia a que “grande es la devoción que la Villa de Dos-hermanas ha profesado siempre á María Sma. Sra. nuestra bajo el titulo consolador del Valme”.
La Novena sigue el esquema habitual de este tipo de rezos. Tras el acto de contrición, figuran los textos para meditar y orar cada día, que son densos y están redactados con lenguaje ampuloso, como es propio de la época. Las meditaciones evocan a mujeres del Antiguo Testamento (Ester, Betsabé, Débora, Rebeca, Raquel, Rut, Abigail, Judit), cuyo ejemplo y virtudes se ponen en relación con la Virgen María, trazando paralelismos con la protección dispensada por Ella al rey San Fernando y su poderosa intercesión durante la conquista de Sevilla.
El manuscrito concluye con unos Gozos dedicados a Nuestra Señora de Valme, de carácter popular, que constan de nueve estrofas con cuatro versos cada una y el estribillo: “Ruega por nosotros / O, Virgen del Valme”.
Este singular documento, que puede relacionarse por su fecha y contenido con la celebración de la fiesta litúrgica del Amparo o Patrocinio de Nuestra Señora –significado de la advocación de Valme–, se sitúa en el contexto histórico de la refundación de la hermandad a partir de 1869 y refleja el gran aumento de la devoción a la Protectora de Dos Hermanas durante todo el siglo XIX, debido especialmente a la presencia estable y cotidiana de la venerada imagen en la entonces única parroquia del pueblo.