Mucho le ha cambiado la vida a Francisco Arquellada (más conocido por ‘Quiqui El Santero’, apodo familiar) desde que, siendo un chaval, se dedicaba a vender leña con su padre. Ahora, a sus 44 años, acaba de adquirir para su flota el séptimo camión. Transportes Arquellada es ya un pequeño imperio que da trabajo a siete chóferes: Camilo, Salvador, ‘El Negro’ y Manolo Barbero, además de sus tres hijos mayores. Aunque su negocio es el transporte de materiales de construcción, el gran impulso a su empresa se lo ha dado la construcción de la autovía Sevilla-Cádiz, ya que el Estado ha contratado su servicio de camiones.
Se sabe de memoria cada curva de la carretera que une Dos Hermanas con Ronda. Durante años realizó esa ruta con los autobuses de Los Amarillos. Es famosa su pericia al volante. Una vez se quedó sin frenos en una pendiente y, sin alarmar a los pasajeros, acabó ‘aparcando’ el autobús con suavidad contra un árbol, evitando una tragedia.
Pero el ‘amarillo’ no sólo servía para transportar pasajeros. También, gracias a un contacto en Ronda (que a su vez tenía un contacto en Gibraltar), traía a Dos Hermanas mercancías de estraperlo, aquellas imposibles de conseguir en España: café, tabaco (Winston, Grávena…), colonia, pastillas de tocador, pastillas Roter contra el dolor de estómago…. La Guardia Civil le registraba el vehículo de arriba a abajo y jamás encontraba nada. Vendiendo el género en el pueblo consiguió sacar adelante a su familia (está casado con Dolores Muñoz, con la que tiene cinco hijos) y pudo comprar dos taxis, siempre dispuestos en El Arenal con Luisillo y José Carretera al volante.
En 1963 decidió dejar Los Amarillos, con todo el dolor para Carlos Carvajal, gran amigo y dueño de la empresa de autobuses. Y Quiqui se compró el primer camión. Fue entonces cuando algunos guardias civiles, con los que tenía gran amistad, le preguntaron dónde demonios escondía la mercancía de contrabando. No les desveló su gran secreto. Pero a nosotros sí: escondía todo bajo un falso cárter que un herrero de Dos Hermanas le construyó alrededor de la caja de cambios del autobús. A nadie se le ocurrió pensar que el escondrijo estaba dentro de la propia maquinaria del motor.
El taxi del Arenal
El sueldo de Los Amarillos no daba para más. Con el dinero del contrabando se compró Quiqui dos taxis. Uno de ellos es este que se ve en la foto, con el kiosco del Arenal al fondo. Aunque su afán siempre ha sido darle la mejor vida a su familia, Quiqui es famoso por su generosidad. Él mismo ha pagado de su bolsillo los billetes de bus de quien se ha montado sin poder pagarlo. Agradecidos, le regalaban almendras, uvas y nueces que él traía a casa en sacas de correos.
{xtypo_rounded3}El rey del estraperlo
Por una ranura de la caja de cambios del autobús introducía Quiqui la mercancía de contrabando que le traían de Gibraltar. Los guardias civiles, que sospechaban de ‘El Tío de la Pipa’ (así lo conocían porque fumaba en pipa), escudriñaban incluso los bajos del autobús, pero nunca descubrieron el escondrijo. Al llegar a Dos Hermanas, tenía toda una clientela para comprarle lo que traía. A la derecha, Quiqui al volante de su ‘amarillo’.{/xtypo_rounded3}
“¡Qué feo estás sin bigote…!”
Hace ahora 20 años que Francisco se casó con Dolores Muñoz Cano, siete años menor que él. El matrimonio tiene cinco hijos: José Manuel, Francisco, Manolo, Ana Valme y Rafael. Sólo una vez se quitó su característico bigote, a petición de su esposa. Pero esta, al verlo, le dijo: “¡Qué feo estás sin bigote!”, y no ha vuelto a afeitárselo más. A la derecha, Quiqui y Dolores, de padrinos en el bautizo de una sobrina.