1968. Los hijos de Enrique de ‘La Carbonera’ abren su propio taller de tonelería frente a El Fielato

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1968. Los hijos de Enrique de ‘La Carbonera’ abren su propio taller de tonelería frente a El FielatoUn tonelero cobra 210 pesetas por hacer una cuarterola y 400 por un bocoy, lo que le ocupa una jornada completa

El refrán De tal palo, tal astilla se puede aplicar con fundamento a la familia Jurado. Tonelero el padre, toneleros los hijos. Aunque si nos atenemos a la tradición de continuar los oficios familiares, Enrique Jurado debería haber sido carbonero, pues carbón vendían sus padres en la calle El Ejido. Pero en los tiempos que corren en Dos Hermanas, es la industria aceitunera la que llena el plato, y Enrique hizo bien en aprender el oficio de moda: la tonelería. De sus padres sólo le quedó el apodo: Enrique de ‘La Carbonera’.

Hasta 1938 desempeñó su profesión en el almacén de Eusebio González. Después decidió montar un taller independiente en la calle Ave María. Trabajaba para diversos almacenes (Julián Núñez, Rafael ‘El Topo’, Gómez, el propio Eusebio González), fabricando toneles nuevos o componiendo los que necesitaban reparación. Poco a poco el negocio fue creciendo hasta contar con 15 trabajadores, entre otros el ‘Niño del Pasaje’, Angelillo, Cantare, Juanyu, Palomo o ‘El Escribano’.

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Tan alto alcanzó su prestigio que, en plena guerra, el ejército nacional le hizo un pedido de barriles, destinados a facilitar cubas de agua a los presos y a los soldados del frente. Enrique contestó que, para corresponder al pedido, necesitaba más personal y solicitó rescatar a cuatro toneleros de Dos Hermanas que estaban en la guerra. “Los cuatro le estaremos eternamente agradecidos”, comenta Camacho, uno de los que se salvó del frente gracias a Enrique.

1968. Los hijos de Enrique de ‘La Carbonera’ abren su propio taller de tonelería frente a El Fielato

En 1943 se incorpora al taller el mayor de sus hijos, también llamado Enrique, de 13 años, cuyas manos cambiaron (de un día para otro) los libros del Ave María por la aspereza de la madera de los bocoyes. El niño, listo y espabilado, aprendió el oficio junto a su padre y hoy es un tonelero como tantos otros que dignifican esta profesión en Dos Hermanas. Junto a dos de sus hermanos, Manuel y Pedro, decidieron en 1963 dar el salto y montar su propio taller. No se fueron muy lejos de su padre. Casi en frente. Compraron 600 metros de parcela en la finca de ‘Alonsito’ y construyeron dos naves, en la acera contraria a la Venta El Fielato. Como no disponen de teléfono, la cercanía de la venta les viene de perlas, pues es ahí adonde llaman los clientes para hacerles los encargos.

La vida de un tonelero no es sencilla. Son muchas horas de trabajo, la competencia es brutal y los gastos desmesurados. Sin ir más lejos, Enrique y sus hermanos no pagan Seguridad Social, práctica muy extendida entre los talleres nazarenos. Cuando aparecen los inspectores, los trabajadores se saltan las tapias y desaparecen un rato. Si alguno se accidenta, tienen una póliza de accidentes en blanco para rellenar con cualquier nombre.
Su objetivo es sobrevivir. Han oído de un nuevo invento que puede ser su ruina: cavidades en el suelo en las que se introducen bombonas fermentadoras junto a las aceitunas. “¿Y si algún día no hicieran falta toneles para la fermentación?”, se preguntan. Supondría el fin de la tonelería y del sustento de muchas familias de Dos Hermanas.

{xtypo_rounded4}Las tarifas de un tonelero
Los hermanos Jurado (en la foto Juan, trabajando en el almacén de José Cabezuelo) fabrican toneles (o los componen, es decir, los arreglan) para almacenes de Dos Hermanas, Utrera o incluso Arahal. El sueldo se recibe a final de cada jornada, y estas son sus tarifas: por una cuarterola cobran 210 pesetas. Su destreza y experiencia les permiten hacer tres al día. Para construir un bocoy se invierte una jornada y se perciben entre 400 y 500 pesetas. Enrique (foto circular superior) hace 35 barriles de cuartilla en una jornada, y 25 si son de media fanega. En el taller de tonelería de Cabezuelo cobran a 55,25 pesetas las 8 horas. Conviene hacer horas extra, que remuneran aparte: a 6 pesetas.{/xtypo_rounded4}

Se quedó embarazada 23 veces
Enrique Jurado Verdugo y Josefa Terrero López son los padres de esta familia dedicada por entero a la tonelería. Aunque bajita de estatura (su marido la llama cariñosamente ‘La Pequeña’), Josefa ha sido el gran pilar de la familia. 23 veces quedó embarazada, aunque sólo 8 hijos han sobrevivido. Su marido es conocido por Enrique de ‘la Carbonera’ porque sus padres, Pedro Jurado Marín y Dolores Verdugo Trigo, hacían carbón en un horno y lo vendían en la calle El Ejido. Aunque Enrique nació en Dos Hermanas, sus padres se empeñaron en llevarlo a su pueblo de origen (Campillos, Málaga) para registrarlo y bautizarlo allí.

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