Amor en tiempos de guerra

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Película Suite FrancesaSUITE FRANCESA

Drama romántico, historia de amores imposibles, de amores en tiempos de guerra, Suite francesa se basa en la novela (inacabada) de Irène Némirovsky, escrita durante la Segunda Guerra Mundial, y cuyo manuscrito permaneció oculto en una maleta hasta que fue encontrado y publicado en el 2004, y que narra las relaciones entre un teniente alemán y una mujer francesa en medio de las terribles condiciones que vivían en el país vecino en plena invasión nazi. Casi automáticamente se convirtió en un éxito de ventas mundial inmediato y, evidentemente, el hecho de que tuviera su adaptación era inevitable.

{xtypo_rounded3}Reino Unido-Francia-Canadá, 2014 (107′)
Título original: Suite française.
Dirección: Saul Dibb.
Producción: Romain Bremond, Andrea Cornwell, Michael Kuhn, Xavier Marchand.
Guión: Matt Charman, Saul Dibb, basado en la novela de Irene Nemirovski.
Fotografía: Eduard Grau.
Música: Rael Jones, Alexandre Desplat.
Montaje: Chris Dickens.
Intérpretes: Michelle Williams (Lucile Angellier), Kristin Scott-Thomas (Madame Angellier), Tom Schilling (Teniente Kurt Bonnet), Matthias Schoenaerts (Teniente Bruno von Falk), Margot Robbie (Celine Joseph), Eric Gordon (Sr Joseph), Deborah Finlay (Sra Joseph), Ruth Wilson (Madeleine Labarie), Sam Riley (Benoit Labarie), Alexandra Maria Lara (Leah), Lambert Wilson (Vizconde), Harriet Walter (Vizcondesa) (Sheldon), Mona Lerche (Sonia).{/xtypo_rounded3}

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La película es una típica producción británica, con una excelente recreación histórica, tanto en lo decorativo y ornamental como en las costumbres de la época, con los conflictos sociales que salen tan a flote en tiempos difíciles como estos en los que se desarrolla la historia. También es una típica producción de los Weinstein, con todo lo que ello conlleva. Quiero decir, quizás Saul Dibb hubiese hecho otra cosa si la producción hubiese estado en sus manos, pero el hecho de que la BBC y los hermanos ex-jefes de la Miramax estuvieran ojo avizor a sus espaldas, quizás le hayan empujado (u obligado) a que todo tenga un tono más frío, más académico, menos subversivo.

Es cierto que la historia tiene fuerza (estas tramas de pasiones en tiempos difíciles suelen tenerla), y es cierto que las interpretaciones son más que notables (quizás sean las que mantienen el interés de la cinta), desde Kristin Scott-Thomas y Michelle Williams a Matthias Schoenaerts o (una casi irreconocible) Margot Robbie, pero uno nunca termina de entrar del todo en la historia, no termina de sentir la pasión que bulle entre los dos ‘enemigos naturales’, ya que todo resulta muy frío. La puesta en escena es excesivamente académica, demasiado encorsetada y eso, seamos sinceros, no es nada bueno a estas alturas.

Por otro lado, no es la primera vez que se trata el tema. Lo de amores entre invasor e invadido, entre agresor y agredido, este síndrome de Estocolmo que se produce en ocasiones en los momentos más duros, se ha contado ya muchas veces. Y si aquí no se desmorona todo es gracias al buen trabajo actoral, que dan brillo e intensidad emocional (en momentos muy puntuales), a una atmósfera que en general es muy fría.

 

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