Con la mirada en Domingos de Ramos del pasado

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    Procesión de La Borriquita el Domingo de Ramos

    El Cristo de la Sagrada Entrada y la Virgen de La Estrella lucieron como lo hacían hace una década

    Cada Domingo de Ramos, cuando el reloj de la Parroquia mayor de Santa María Magdalena marca quince minutos para las cinco de la tarde, el tiempo emocional se para en los corazones de los cofrades, quienes prestos se lanzan de nuevo a disfrutar de una tarde de Domingo de Ramos.

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    Rituales que se repiten en el paso de las Semanas Santas cuando Jesús, sobre su pollina, vuelve a hacer su entrada triunfal en Dos Hermanas, arropado por los sones de la agrupación musical de La Estrella, nada más asomarse a la parroquia.  Lo que no se repetía en los últimos años, con un predominio de la meteorología adversa, fue el sol radiante e intenso que recibió a la cofradía de La Borriquita en las primeras horas de su procesionar por la ciudad.

    Procesión de La Borriquita el Domingo de Ramos

    Mucho calor y poco público en un arranque de Domingo de Ramos que pasó factura a algunos nazarenos y costaleros, víctimas de alguna lipotimias sin importancia. Una jornada en la que se vivieron estampas de antaños. Como si de una fotografía en sepia se tratase, los titulares de esta corporación lucieron como hacía años que no lo hacían.

    {xtypo_rounded_left4} 5 de abril
    a las 18:00 horas las Imágenes regresan a la parroquia. {/xtypo_rounded_left4}

    El Cristo, recién restaurado en el taller de Francisco Arquillo estrenó mantolín rojo, que lució sobre una túnica blanca poco habitual en los Domingos de Ramos de la última década. La Virgen de la Estrella también recuperó de su ajuar una saya azul que hacía Domingos de Ramos que no se le veía.

    Y para completar esta regresión al pasado, los claveles, flores por antonomasia de la Semana Santa, exornaron los dos pasos. Blancos en el misterio y de color rosa en el palio.

    Con el paso de las horas la fuerza del sol fue disminuyendo, como aumentó la presencia de público en la calle, sobre todo a partir del momento de la presentación de la cofradía en la casa hermandad de Oración en el Huerto. Desde este momento la entrada de Jesús en la Jerusalén nazarena fue todo lo triunfal que la ocasión lo merece.

     

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