Enredos de familia

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Película Maps to the Stars

MAPS TO THE STARS

David Cronenberg no es un director fácil de digerir. Nunca lo ha sido. Su estilo, tanto narrativo como visual (la elección de planos, el modo en que enlaza las historias, su montaje…) se alejan (aunque tampoco demasiado, la verdad) de las cintas que arrastran masas a las salas. Uno de esos que tienen un nombre y una reputación ganada a pulso con un puñado de buenas películas (Inseparables, Crash, eXistenZ, Una historia de violencia, Promesas del este…) Por ello, es de esos directores a los que siempre hay que ver, aunque sea después de haber patinado sonoramente con su anterior cinta, aquella vacua e insoportable Cosmópolis.

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{xtypo_code}Canadá-Estados Unidos-Francia-Alemania, 2014 (111′)
Dirección: David Cronenberg.
Producción:  Saïd Ben Saïd, Martin Katz, Michel Merkt.
Guión:  Bruce Wagner.  
Fotografía: Peter Suschitzky.
Música: Howard Shore.
Montaje: Ronald Sanders.
Intérpretes: Julianne Moore (Havana Segrand), Mia Wasikowska (Agatha Weiss), John Cusack (Dr. Stafford Weiss), Evan Bird (Benjie Weiss), Olivia Williams (Christina Weiss), Robert Pattison (Jerome Fontana), Sarah Gadon (Clarice Taggart). {/xtypo_code}

En esta Maps to the Stars, el canadiense presenta una sátira del mundo oculto de Hollywood, de todo lo que se mueve por debajo de las luces y las estrellas, en el subsuelo de la fama: la jovencísima estrella con aires de diva y problemas con las drogas, la estrella en declive que roza el ridículo, el excéntrico gurú espiritual al que muchos siguen sin objeciones… Cronenberg se centra en una familia, los Weiss, en la que cada uno de sus integrantes oculta un gran secreto.

La película comienza muy muy abajo. Su primer cuarto de hora es terrible, y a uno le entran unas ganas tremendas de abandonar, de rendirse y dejar la sala para aprovechar mejor el tiempo. Pero a partir de ahí empieza a mejorar. Lo perturbador empieza a ganar terreno, lo más turbio de los personajes empieza a hacer acto de presencia. La idea es que estamos ante una comedia negra, en la que Cronenberg parece querer acabar con todo. Aunque en realidad es un culebrón (cuantísimos problemas acumulados en tan pocas personas…) A veces divertida, pero muy lejos del mejor de los Cronenberg.

No es nada original, ni en la forma ni en el fondo. Estética y técnicamente parece más vieja de lo que es. En muchos momentos parece un batiburrillo de otras películas: tiene parte de Cosmópolis (ese afán por las limusinas, también con Robert Pattison), tiene ínfulas de Lynch (sin llegar al nivel de lo peor de éste), incluso de la atmósfera turbia con tufillo a incesto de Stoker (también con Mia Wasikowska, que ya necesita (por su bien) dejar de hacer papeles de adolescente).  
Mejora su anterior trabajo, pero aún sigue lejos, y mucho, de sus mejores trabajos.

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