Delirante divertimento

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Película Kingsman: Servicio Secreto

KINGSMAN: SERVICIO SECRETO

Matthew Vaughn se ha superado. Si ya en la fantástica Kick-Ass mostraba su mala baba al poner a Hit Girl (una criaja de doce años) a repartir mandobles y amputar miembros a diestro y siniestro, e incluso recibía un disparo en el pecho de parte de su propio padre, sin perder la sonrisa, en esta cinta de espías (que es lo que se supone que es, aunque la realidad es que va mucho más allá) nos presenta una de las escenas más cazurras, salvajes y gamberras que se recuerdan, y que, para más inri (nunca mejor dicho) sucede en una iglesia.

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{xtypo_code}Reino Unido, 2014 (129′)
Dirección: Matthew Vaughn.
Producción: Adam Bohling, David Reid, Matthew Vaughn.
Guión:  Jane Goldman, Matthew Vaughn, basado en el comic de Mark Millar y Dave Gibbons.  
Fotografía: George Richmond.
Música: Henry Jackman, Matthew Margeson.
Montaje: Eddie Hamilton, Jon Harris.
Intérpretes: Colin Firth (Harry Hart / Galahad), Taron Egerton (Gary ‘Eggsy’ Unwin), Samuel L. Jackson (Valentine), Mark Hamill (Profesor Arnold), Mark Strong (Merlin), Michael Caine (Arthur), Sofia Boutella (Gazelle), Jack Davenport (Lancelot), Sophie Cookson (Roxy), Tom Prior (Hugo), Hanna Alström (Princesa Tilde). {/xtypo_code}

Basado en los comics de Mark Millar y Dave Gibbons, la película sigue a Eggsy, un adolescente problemático que es captado por una organización secreta para entrar a formar parte de su cuerpo de espías a través de un ultracompetitivo programa de entrenamiento, justo mientras una amenaza global que amenaza con un exterminio comienza a tomar forma.
¿Una película de espías más? Sí y no. Cierto que los elementos, los ingredientes, son los habituales en este tipo de historias. Pero el modo en el que Vaughn elabora la trama es fantástico. Y además no es sólo una película pirotécnica. Tiene escenas de lucha (la ya mencionada de la iglesia es la principal y más poderosa, pero no la única), tiene un sinfín de artefactos y cachivaches, tiene agentes secretos y tiene malos muy malos. Pero la historia va más allá, y es que Vaughn no desaprovecha la oportunidad de lanzar una crítica social que puede pasar casi desapercibida oculta tras esa vestimenta de historia de ‘superhéroes’. Por cierto, de vestimenta también va bien servida la cinta.

Parodia del cine de espías, Kingsman tiene ese toque serio que la hace elevarse por encima de lo que se podía esperar de una película de este tipo. Tiene también mucho de la obra más reciente de Vaughn (de la ya mencionada Kick-Ass, de X-Men: Primera generación). Cuenta con un Colin Firth impecable, puro british, y muy en forma a tenor de lo visto en las escenas de acción, con un Samuel L. Jackson en el papel de malvado (exagerado y divertido, y con un acento que, al menos en la versión doblada, es quizás de lo poco malo de la película), y una ayudante de este que recuerda a aquella Gogo Yubari que se enfrentaba a Uma Thurman en Kill Bill.

Provocativa al máximo, la película llega al máximo delirio en su segunda mitad. Disfrutable al máximo, repleta de un humor negro que en algunos momentos se acercan al gore. Va mucho más allá de la típica historia de agentes secretos. Sólo deja una duda: ¿qué pensará la princesa sueca de todo esto?.

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