La lucha contra el olvido

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Película Siempre Alice

SIEMPRE ALICE

Aunque no sea del todo cierto, consideremos por un momento que el Oscar señala a los mejores intérpretes. De modo objetivo. Pues bien, hay actrices y actores que, contra toda lógica, jamás lo han recibido. A pesar de merecerlo en más de una ocasión. Una de ellas es Julianne Moore. Ha estado nominada en cuatro ocasiones. Incluso ha sido injusta e inexplicablemente ninguneada en alguna otra (ni siquiera estuvo nominada por su papel secundario en Magnolia, en un año en el que se lo llevó Angelina Jolie por Inocencia interrumpida). Este año, por fin, todo apunta a que estos olvidos serán resarcidos y Julianne será la merecida ganadora del Oscar por su excelso, soberbio, magnífico trabajo en ésta, no tan sublime, Siempre Alice.

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{xtypo_code}Estados Unidos-Francia, 2014 (101′)
Escrita y dirigida: Richard Glatzer y Wash Westmorelad, basada en la novela de Lisa Genova.
Producción: James Brown, Pamela Koffler, Lex Lutzus.
Fotografía: Denis Lenoir.
Música: Ilan Eshkeri.
Montaje: Nicolas Chaudeurge.
Intérpretes: Julianne Moore (Alice Howland), Alec Baldwin (John Howland), Kristen Stewart (Lydia Howland), Kate Bosworth (Anna Howland-Jones), Hunter Parrish (Tom Howland), Seth Gillian (Frederic Johnson), Stephen Kunken (Dr. Benjamin). {/xtypo_code}

El dúo de directores, por cierto, uno de ellos enfermo de ELA, se basan en la novela de Lisa Genova para mostrar la dureza de una enfermedad y cómo se ceba en una persona. Alice Howland, una profesora universitaria empieza a tener pequeños lapsus mentales a los que no da importancia, hasta que descubre que tiene alzheimer. Entonces deberá empezar a luchar por no perder sus recuerdos, por no perder su propio ser. Aunque ya sabe que es una batalla perdida de antemano.

Es inevitable, al ver la película, recordar otras dos cintas recientes que tratan el tema. Me refiero a Amor, de Michael Haneke, y a Lejos de ella, de Sarah Polley. Las diferencias entre éstas y Siempre Alice son visibles y evidentes. Glatzer y Westmoreland se centran más en el melodrama, a veces caen casi de lleno en él, en el peor de los sentidos. Utilizan la música del peor modo posible, para resaltar en exceso los momentos más delicados, en vez de dejarlo a la fuerza de los hechos (que de por sí son muy duros). Lo cual llega a ser hasta contraproducente. Por suerte, cuentan con Julianne Moore, a la que ceden todo el protagonismo. Es a ella a la que la película le debe todo. A sus gestos, a sus miradas, a su presencia.  

Pero no sería justo olvidar a otra de las protagonistas. Que Julianne Moore esté bien en un papel no es una sorpresa. Para nada. Lo que sí lo es, es que Kristen Stewart (a la que hasta ahora no la habíamos visto en una sola interpretación notable) lo esté. Es la primera vez que me creo a esta chica en uno de sus papeles. Y me alegro, ya que en el futuro habrá que verla con otros ojos.

 

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