La Banda de Santa Ana realizó un recorrido por la música en varios actos con motivo del concierto de Santa Cecilia
La Banda de Música de Santa Ana, bajo la batuta de José Ramón Lozano, tocó el pasado sábado en el Teatro Municipal de Dos Hermanas varias partituras, enmarcadas en cinco actos diferentes.
El primero de ellos fue un concierto en Do menor para Oboe y Banda, donde actuó como solista José Antonio Cantalejo, que musicalmente dio entrada a la banda y marcó una interacción sinfónica entre la orquesta y él, pareciendo una melodía dada al cortejo. Tras esta representación, procedieron a homenajear al integrante de la banda Miguel Gallardo, que agradeció emocionado a todos los miembros, el recordatoria a su recorrido y el apoyo recibido durante la dura enfermedad que padeció.
El segundo acto que tuvo lugar fue el Paso Doble Puerta de Sevilla, de Bernal, al que contribuyeron ya sí, todos los músicos de la banda con sus respectivos instrumentos. En el tercer acto se interpretó una Marcha Militar de Cambronero, conocida por ser de la Guardia Real de Madrid y titulada Desfilando. Esta interpretación fue un deleite para el público, por la amalgama de instrumentos que compusieron el tema. En el cuarto acto tocaron la Alegría de la Huerta, una selección de zarzuelas de Federico Chueca, inspiradas en la huerta murciana.
Lo más novedoso de la representación fue el quinto acto, donde tocaron Libertadores, de Oscar Navarro. Uno de los temas estaba ambientado en el Amazonas y el otro en libertadores de América del Sur, como Simón Bolivar. La puesta en escena más llamativa fue la que reflejó los elementos de la atmósfera del Amazona, compuesto por motivos étnicos y tribales. Además, acompañaron la interpretación de las partituras con una simulación de voces que habitan la selva, e incluso incorporaron sonidos basados en movimientos corporales, como juegos de manos y movimientos de pies, que mantuvieron el ritmo a lo largo del tema. Una preciosa actuación, donde la música y la creación de sonidos a través de varias formas, junto con una magnífica sincronización y dirección de Lozano, envolvieron a la sala en el clima que ellos desearon. Esta obra la despidieron con una hilera de percusionistas. Una marcha de tambores que se situó en primeria línea del escenario, y que catapultó y cerró el tema.
