Al señor Lissén le ha salido cara la última vejación producida en la fábrica de yute. Los obreros se han declarado en huelga en solidaridad con una compañera. La mujer, reintegrada al trabajo tras ser despedida, fue obligada por sus superiores a pasear por los talleres con un cartel colgado del cuello, en el que se leía la palabra ‘arrepentida’. Aunque no es la primera vez que ocurre, en esta ocasión la operaria se ha negado rotundamente a aceptar esta vejación y, haciendo causa común, todos los obreros abandonaron ayer sus puestos de trabajo.