El pasado mes de mayo nos dejaba para siempre María José. No lo podía creer y aún no me lo creo. son de esas noticias que te desgarran el corazón y te dejan conmocinado. Escribo estas líneas desde mi pesar, pero con cariño, estima y admiración que sentía por ella.
María José fue la mayor de cuatro hermanas cuya infancia y vida transcurre en la Calle Manuel de Falla vulgo “El Pinar” junto a su familia, sus padres Cardona y Pepita excelentes personas, su tía Anita Peraza (una santa) y su abuela. A temprana edad, apuntaba lo que luego con los años sería una persona muy simpática, alegre, inteligente, extrovertida… Pureba de esto lo asevera mi madre cuando salía de paseo de novia con mi padre y María José de niña en más de alguna ocasión les acompañaba.
María José poseía una excepcional formación histórica y era sin duda alguna una gran conocedorade la historia local. Sus importantes colaboraciones en varios libros y sus numerosos artículos de diversa índole dan buena prueba de ello.
De fuerte personalidad (llamaba a las cosas por su nombre), con criterio propio, trnasparente y de gran sensibilidad. Amante de la Historia y con una gran vocación docente no solo de transmitir conocimientos sino de educar (del latín “educare” sacar lo mejor que llevamos dentro) a muchas generaciones de personas en valores. La recuerdo dando sus clases particulares por las mañanas. Su casa, su biblioteca y su saber abierto a todo el mundo. Atendía a todas las personas fuese la hora y el día que fuese… Conversar con ella sobre cualquier tema era una auténtica delicia y ante cualquier tema o consulta se desvivía por darte la respuesta.
Pero sobre todo la recordamos trabajando y dedicando gran parte de su vida a la Universidad Popular de su ciudad. Creo que no faltó ni un día al trabajo. Qué disciplina, rigor, reponsabilidad, leal y amiga de sus amigos y compañeros. En definitiva un trabajo muy bien hecho. Creo que sería de justicia, en recuerdo a ella, que dicha institución tomase como nombre Universidad Popular María José Cardona Peraza, pues nadie dudará de la importantísima aportación que a ella hizo.
María José fue siempre un ejemplo de superación gracias a su fuerza, tenacidad y ganas de vivir, y aunque sus salud era delicada ella guardó para sí el dolor, ofreciendo a los demás la parte más amable de su vida.
Allí donde quieras que estés, amiga, nunca te olvidaremos y siempre tendré en mi retina tu eterna sonrisa hacia mi.
Descansa en paz
