Coixet se pasa al terror

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Película Mi otro yo

Cuando se supo que una directora con un estilo tan personal como Isabel Coixet iba a dirigir una cinta de un género tan marcado como el thriller psicológico (incluso con tintes de terror adolescente), uno no podía pensar otra cosa que ¿qué le ha pasado por la cabeza a la catalana? Lo cierto es que, una vez vista la película, aunque es evidente que Coixet se ha dejado llevar por los clichés del género (son muchos los que se presencian con claridad), también se nota la personal mano de la directora en determinados momentos de la historia.
Protagonizada por la joven Sophie Turner (en su primer papel protagonista en cine, y a la que muchos conocen por su papel de Sansa Stark en la serie Juego de tronos), Mi otro yo se centra en la vida de Fay, una chica que parece llevar una vida sin problemas, a pesar de la enfermedad de su padre y de su desorientada madre. Todo cambia un día en apariencia normal, en el que Fay empieza a tener la sensación de que alguien la sigue, alguien que tiene su mismo aspecto, que se parece terriblemente a ella. Su angustia va a más al estar cada vez más segura de que esa persona no quiere sólo parecerse a ella, sino que pretende apropiarse de su vida.
El del doppleganger, o doble    tenebroso, es un tema que no es nuevo (de hecho, esta temporada ya se ha estrenado Enemy, que también trata de este recurrente tema), y ello sin contar con las más que evidentes referencias a  Cisne negro. No hay mucha novedad en torno al tema en la cinta de Coixet, que se deja llevar por las convenciones visuales-sonoras-estéticas del género, aunque sin perder sus formas personales.
Coixet coquetea con el tema de la locura, o si se quiere con el lado oscuro que todos tenemos en esta cinta, inesperada por venir de quien viene, y que mejora ostensiblemente su anterior cinta Ayer no termina nunca, cosa que tampoco era complicado, pero que se queda muy lejos de sus grandes obras hasta la fecha: Cosas que nunca te dije, Mi vida sin mí y La vida secreta de las palabras.
Lo cierto es que hay muchos momentos en los que no se sabe qué demonios está pasando, porque a pesar de que la historia juega al engaño, hay situaciones contradictorias en la trama. Pero lo peor llega al final, con una conclusión sin pies ni cabeza que termina por hundir por completo una película que no había logrado levantar el vuelo en ningún momento.

MI OTRO YO

Cuando se supo que una directora con un estilo tan personal como Isabel Coixet iba a dirigir una cinta de un género tan marcado como el thriller psicológico (incluso con tintes de terror adolescente), uno no podía pensar otra cosa que ¿qué le ha pasado por la cabeza a la catalana? Lo cierto es que, una vez vista la película, aunque es evidente que Coixet se ha dejado llevar por los clichés del género (son muchos los que se presencian con claridad), también se nota la personal mano de la directora en determinados momentos de la historia.

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{xtypo_code} España-Reino Unido, 2013. (86′)

Título original: Another me.
Escrita y dirigida: Isabel Coixet,  basada en la novela de Cathy MacPhail.
Producción: Mariela Besuievski, Nicole Carmen-Davis, Rebekah Gilbertson.
Fotografía: Jean-Claude Larrieu.
Música: Michael Price.
Montaje: Elena Ruiz.
Intérpretes: Sophie Turner (Fay), Jonathan Rhys Meyers (John), Claire Forlani (Ann), Gregg Sulkin (Drew), Rhys Ifans (Don), Ivana Baquero (Kaylie), Geraldine Chaplin (Sra. Brennan), Charlotte Vega (Monica), Priyanka Patel (Dawn), Leonor Watling. {/xtypo_code}

Protagonizada por la joven Sophie Turner (en su primer papel protagonista en cine, y a la que muchos conocen por su papel de Sansa Stark en la serie Juego de tronos), Mi otro yo se centra en la vida de Fay, una chica que parece llevar una vida sin problemas, a pesar de la enfermedad de su padre y de su desorientada madre. Todo cambia un día en apariencia normal, en el que Fay empieza a tener la sensación de que alguien la sigue, alguien que tiene su mismo aspecto, que se parece terriblemente a ella. Su angustia va a más al estar cada vez más segura de que esa persona no quiere sólo parecerse a ella, sino que pretende apropiarse de su vida.

El del doppleganger, o doble    tenebroso, es un tema que no es nuevo (de hecho, esta temporada ya se ha estrenado Enemy, que también trata de este recurrente tema), y ello sin contar con las más que evidentes referencias a  Cisne negro. No hay mucha novedad en torno al tema en la cinta de Coixet, que se deja llevar por las convenciones visuales-sonoras-estéticas del género, aunque sin perder sus formas personales.

Coixet coquetea con el tema de la locura, o si se quiere con el lado oscuro que todos tenemos en esta cinta, inesperada por venir de quien viene, y que mejora ostensiblemente su anterior cinta Ayer no termina nunca, cosa que tampoco era complicado, pero que se queda muy lejos de sus grandes obras hasta la fecha: Cosas que nunca te dije, Mi vida sin mí y La vida secreta de las palabras.

Lo cierto es que hay muchos momentos en los que no se sabe qué demonios está pasando, porque a pesar de que la historia juega al engaño, hay situaciones contradictorias en la trama. Pero lo peor llega al final, con una conclusión sin pies ni cabeza que termina por hundir por completo una película que no había logrado levantar el vuelo en ningún momento.

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