Aquellas juergas universitarias

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Película Malditos Vecinos

MALDITOS VECINOS

Hay ocasiones en que una película te sorprende. Este es uno de esos casos. El título no invitaba a mucho optimismo, y el género tampoco, la verdad. Esa mezcla de dos subgéneros, o de dos categorías dentro del género que es la comedia, como las películas de juergas universitarias y las de vecinos indeseables, podía sonar a ya visto. Y aunque lo cierto es que no hay ninguna gran sorpresa en el argumento, sí la hay en el tratamiento, en las interpretaciones.

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{xtypo_code}Estados Unidos, 2014 (96′)
Título original: Neighbors.
Dirección: Nicholas Stoller.
Producción:  Evan Goldberg, Seth Rogen, James Weaver.
Guión:  Andrew J. Cohen, Brendan O’Briendd.  
Fotografía: Brandon Trost.
Música: Michael Andrews.
Montaje: Zene Baker.
Intérpretes: Seth Rogen (Mac Radner), Rose Byrne (Kelly Radner), Zac Efron (Teddy Sanders), Brian Huskey (Bill Wazowkowski), Ike Barinholtz (Jimmy), Carla Gallo (Paula), Dave Franco (Pete), Halston Sage (Brooke), Christopher Mintz-Plasse (Scoonie), Jerrod Carmichael (Garf), Craig Roberts (Assjuice), Ali Cobrin (Whitney), Kira Sternbach (Brittany), Lisa Kudrow (Decana Carol Gladstone). {/xtypo_code}

Los Radner son un joven matrimonio de treintañeros que se acaba de instalar en su nueva vivienda con su bebé. Es un barrio tranquilo y su vida parece perfecta, hasta que en la casa de al lado se instala una fraternidad universitaria. Al principio todo parece ir sobre ruedas, pero pronto las fiestas salvajes empiezan a chocar con la tranquilidad y el silencio que la pareja busca y comienza el enfrentamiento.

La cuarta película de Nicholas Stoller es, como las anteriores, una comedia cazurra y de brocha gorda. Pero no demasiado. Parece como si el director se frenase a sí mismo, como si no se atreviese a pasarse demasiado de la raya, porque aunque es cierto que hay momentos desquiciados (la pelea final se acerca a la épica), hay otros muchos en los que, teniendo vía libre para hacer casi lo que quiera, se queda corto y hasta es suave en un final convencional.

Muy bien construida (faltaría menos), con algunos (escasos) momentos delirantes, y con una sorprendente Rose Byrne (difícil de imaginar en un papel así), la historia comienza bien pero se va desinflando poco a poco a medida que pasan los minutos. Lo más interesante, quizás, es el hecho de que los protagonistas se enfrenten a la disyuntiva de no saber muy bien si quedarse con la tranquilidad que tienen ahora o con las ganas de seguir con las fiestas de antes de tener a su hija. Un no pero sí, vamos.

Los personajes son algo esquemáticos, algo simples, pero la cinta es simpática, agradable de ver, y la suma de momentos divertidos (aunque ciertamente previsibles) hace que se disfrute mientras se está viendo. Pero lo cierto es que se olvida con la misma facilidad al poco de terminar.

 

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