El buen tiempo acompañó al Gran Poder en su estación de penitencia con su paso completamente dorado
Tras una accidentada estación de penitencia en la Madrugá del Viernes Santo de 2013 cuando la cofradía tuvo que volver a su capilla al ser sorprendida por la lluvia, la normalidad y la tranquilidad volvió a la madrugada del Viernes Santo un año después.
Sin rastro de la lluvia y con unas temperaturas de lo más agradables para la noche más larga del año, la cofradía, puntual a su cita, como un reloj, puso su cruz en una concurrida calle Real Utrera con ganas de disfrutar de la noche del silencio y la oración en torno a la Imagen de Cristo con la cruz al hombro.
Un Señor que caminó sobre las calles de Dos Hermanas sobre un trono completamente dorado y que hizo las delicias de los cofrades nazarenos que lo admiraban a su paso. Con su ya tradicional exorno de claveles rojos, Jesús del Gran Poder caminó con sus pasos largos y racheados rodeado por un silencio sepulcral, sólo roto en algún punto por la oración hecha saeta.
Y tras el Señor, la devoción, el pueblo que camina en promesa a su compás, con ese mismo paso racheado que deja una de las estampas más sobrecogedoras de la Semana Santa Nazarena.
Pero no estuvieron solos en este camino de promesa y oración, ya que, tras ellos, el palio morado de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso con el apóstol San Juan Evangelista.
Si es característico el caminar del Señor, la dolorosa también infringe su sello propio al cortejo con un elegante paso de palio exornado en esta ocasión por jarras con rosas blancas.
La Madrugá transcurrió dentro de la normalidad y la tranquilidad característica, destacando su hermanamiento con Vera-Cruz, Oración, Rocío y Borriquita, antes de enfilar la Carrera Oficial, ya de día, y realizar su entrada en su capilla de Real Utrera.