Yo soy mi madre

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Película Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!

GUILLAUME Y LOS CHICOS, ¡A LA MESA!

La triunfadora de los últimos premios Cesar (el equivalente francés de nuestros premios Goya), no fue ni la multipremiada en Cannes La vida de Adèle (que de hecho fue la derrotada de la noche), ni la película que la academia gala seleccionó para los Oscar (Renoir). Tampoco La Venus de las pieles (lo último de Polanski), ni la Joven y bonita del prolífico François Ozon, ni la política Quay d’Orsay del veterano Betrand Tavernier. La ganadora fue una película pequeña, debut en la dirección del actor Guillaume Gallienne que ha sido un éxito de taquilla en Francia y que partía con diez nominaciones, de los que se llevó la mitad, de los que tres fueron para su director.

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{xtypo_code}Francia, 2013 (85′)
Título original: Les garçons et Guillaume, a tàble!
Escrita y dirigida: Guillaume Gallienne, basada en su propia obra teatral.
Producción: Cyril Colbeau-Justin, Jean-Baptiste Dupont, Alice Girard, Edouard Weil.
Fotografía: Glynn Speeckaert.
Música: Marie-Jeanne Serero.
Montaje: Valérie Deseine.
Intérpretes: Guilaume Gallienne (Guillaume / La madre), Françoise Fabian (Babou), André Marcon (Padre), Diane Kruger (Ingeborg), Nanou Garcia (Paqui), Reda Katb (Karim), Carole Brennet (La tía políglota), Brigitte Catillon (La tía de América), Charlie Anson (Jeremy), Gotz Otto (Raymund).{/xtypo_code}

Guillaume y los chicos, ¡a la mesa! parte de una exitosa obra de teatro (en España fue representada por Secun de la Rosa) en la que el autor-protagonista se desdoblaba en todos los personajes de la función. Aquí solo interpreta a dos. Eso sí, los dos más importantes de la historia. Además, Gallienne utiliza aquí también esa procedencia, y comienza la proyección en su camerino, para salir poco después al escenario a representar la obra. Veremos lo que nos cuenta, volviendo ocasionalmente a las tablas, y terminar en el mismo sitio en el que todo ha comenzado, una vez que la función ha concluido.

La historia no podría haberla contado ni interpretado otro, porque lo que aquí cuenta el director es su propia vida, la estrecha relación que le unía con su madre cuando era niño-adolescente, cómo se identificaba con ella. Es la historia de un autodescubrimiento. El niño protagonista (lo de niño es un decir, en cualquier edad es interpretado por Gallienne sin usar maquillaje alguno) se siente niña, porque en su propia familia le tratan como tal. Y porque quiere ser como su madre. En resumidas cuentas es el conocerse a sí mismo.

El director utiliza la comedia, a veces con más éxito que otras, y critica a la sociedad, a su familia, en este largo monólogo (la película, a fin de cuentas, es eso, un soliloquio rememorando cómo su pasado le marcó, cómo llegó a ser la persona que es hoy). En determinados momentos es una película muy francesa (con todo lo que ello implica), a veces logra más su objetivo que otras. Hay momentos verdaderamente divertidos, enfrentados con otros en los que no se termina de ver la gracia. Lo que no permite duda es del gran trabajo interpretativo del valiente director, que desnuda su alma durante toda la proyección. La cinta se mantiene, con altibajos, en un nivel medio, logrando al menos (lo cual es un verdadero logro) no caer de lleno en el melodrama, y el giro final eleva el nivel, dejando al espectador con un sabor mejor que el que la cinta ha tenido hasta entonces.

 

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