Manifiesto día de Andalucía

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El 28 de febrero de 1980 el pueblo andaluz votó masivamente a favor de que Andalucía gozara de una autonomía de primer nivel. El resultado de ese referéndum rompió los esquemas de quienes diseñaron un sistema autonómico basado en la desigualdad y en la existencia de tres verdaderas Comunidades Autónomas, quedando las aspiraciones del resto de territorios, entre ellos Andalucía, limitadas a ser simples regiones con cierto grado de descentralización administrativa.

Es impensable no relacionar este día con el 4 de diciembre de 1977. El pueblo andaluz tomó lo que es suyo, las calles de sus pueblos y ciudades, y gritó a los cuatro vientos que no pedía tener más que nadie pero tampoco aceptaría ser menos que otros.

Frente a la indolencia de la que se nos acusa injustamente, la ciudadanía andaluza reclamó su derecho a gozar de una autonomía plena que permitiera dirigir los designios de nuestra Comunidad desde nuestra tierra. Hay que señalar que quienes nos acusan de indolentes disfrutan de su nivel de autogobierno gracias a nuestra movilización.

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El Estatuto de Autonomía, como norma de autogobierno, reconoce el 28 de febrero como Día de Andalucía. A este día hay que añadir el resto de símbolos con los que contamos: bandera, escudo e himno, que permiten vislumbrar cómo nuestra Comunidad hunde sus raíces en el andalucismo histórico promovido, entre otros, pero principalmente, por el padre de la Patria Andaluza: Blas Infante.

Andalucía, como nacionalidad histórica, no es ninguna ficción ni es una construcción posterior en el tiempo a cualquier otro territorio del Estado o incluso al propio Estado español. Nuestra tierra cuenta con una identidad histórica y cultural suficiente que ha venido desarrollando a la largo de los tiempos y que le ha permitido constituirse como pueblo dentro de España. Si por algo se caracteriza nuestra tierra es por hacer gala de su identidad, pero siempre en un sentido inclusivo y nunca excluyente. La identidad de nuestro pueblo es tan fuerte e intensa que no se construye sobre la diferenciación sino sobre su propia esencia. Como decía Blas Infante “en Andalucía no hay extranjero”.

Sin duda, quedan pendientes muchos de los objetivos asumidos cuando alcanzamos la autonomía, siendo necesario para su consecución el avance en el autogobierno a pesar de las trabas de quienes nunca creyeron en nuestra Autonomía. Es imprescindible, y así se entiende por parte de la inmensa mayoría de la población, que los asuntos que afectan a un territorio sean decididos en ellos. Es decir, una mayor descentralización, incluso dentro de nuestra propia Autonomía. Es cierto que la Ley de Autonomía Local de Andalucía de 2010 fue un gran avance en esta materia, pionera en el Estado español; pero ante los ataques desde el Gobierno Central con la Ley de Reforma Local hay que apuntalar la segunda descentralización, la descentralización en favor de las Corporaciones Locales. Nuestra Autonomía debe avanzar y consolidarse sobre el municipalismo.

Y, sobre todo, es necesario que la totalidad de nuestros representantes, de todas las formaciones políticas, respeten las instituciones que nos dimos para nuestro autogobierno. Tienen que ser pulcros en su gestión para evitar dañar con su comportamiento a dichas instituciones. Deben respetarlas y entender que están por encima de ellos. Que el poder no les pertenece, sino que la ciudadanía lo deposita en ellos para que lo ejerzan conforme al interés público.

Por todo esto, desde Juventudes Socialistas de Dos Hermanas nos sumamos a las celebraciones del 28 de Febrero y lo hacemos con ánimo festivo y reivindicativo.

Festivo al entender que hay que celebrar el día que andaluces y andaluzas se unieron en un proyecto común y dijeron sí a la autonomía de nuestra tierra. Y reivindicativo al entender que ese día la ciudadanía andaluza reaccionó ante quienes intentaron negarnos una verdadera autonomía para la que contábamos con el cumplimiento de todos los requisitos exigidos y que en la actualidad aún queda un largo camino que recorrer, al estar por conseguir una parte importante de los objetivos que nos pusimos en esa fecha.

El 28 de Febrero quedó marcado no sólo en nuestra historia, sino también en nuestros corazones, lo que ha permitido que quienes no vivimos ese día hoy lo reivindiquemos y lo hagamos nuestro.

 

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