1974. Manuel Rivero: “Si Dios quiere que yo sea alcalde de Dos Hermanas, no me negaré”

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Reportaje sobre el alcalde Manuel Rivero en 1974

Aunque no entraba en sus planes, el médico nazareno asumió hace varios meses la alcaldía con retos importantes

El niño tiene madera. Fue lo que le dijo su profesor, D. Leopoldo, a su padre, para animarle a que estudiara. Y así lo ha demostrado Manuel Rivero Monterior a lo largo de su vida:  fue un brillante estudiante de Bachillerato (lo terminó en cuatro años en vez de en cinco) y de Medicina (estudió la carrera de siete años en cinco, y obtuvo el segunso puesto de España en las oposiciones). Parecía tener prisa por aportar su grano de arena a la comunidad.

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Hasta ahora, ha demostrado tener madera y de la buena:  es uno de los médicos más queridos de Dos Hermanas, donde lleva ejerciendo más de 30 años. Pero hace cinco meses le llegó un cometido que nunca se planteó: el gobernador civil, Víctor Hellín, aconsejado por el empresario local Antonio Pérez-Tinao, le ha considerado la persona más apta para dirigir el Ayuntamiento de Dos Hermanas y relevar en su puesto a Antonio Muñoz.  Manuel, un hombre profundamente religioso, no lo dudó cuando se lo propusieron: “Nunca pensé ser médico de mi pueblo y lo soy. Ahora Dios me pide que sea alcalde y yo a mi pueblo no puedo decirle que no”,   dijo. Y desde entonces compagina su profesión de médico con la Alcaldía, aunque eso sí: no ha sido designado jefe local del Movimiento, como suele ser habitual en los alcaldes.

Reportaje sobre el alcalde Manuel Rivero en 1974Dos Hermanas crece
Por delante tiene Rivero Monterior retos importantes. Ya se ha puesto a trabajar en proyectos que pretenden solventar las principales deficiencias que presenta Dos Hermanas, una ciudad que crece a ritmo mayor que sus infraestructuras. Los problemas más acuciantes son barriadas sin red de alcantarillado (Las Ganchozas o Ibarburu), calles sin pavimentar, déficit de viviendas y escaso desarrollo industrial. No es extraño ver al alcalde al pie de cualquier obra, remangándose como uno más para arreglar, por ejemplo, una tubería.

{xtypo_rounded1}Su vida en datos
Nació
: El 31-3-1917, en Dos Hermanas.Está a punto de cumplir 57 años.
Padres: José Rivero Alcocer y María Monterior Jiménez. Tiene una hermana: Antonia.
Profesión: Médico.
Boda: Se casó con Josefa Ocaña Rivas el 11-4-1947.
Hijos: María Jesús, Pepi y Manuel.
Es alcalde: Desde el 22-9-1973.Quería ser ingeniero, no médico{/xtypo_rounded1}

Tras el Rivero médico y el Rivero alcalde hay una persona afable, luchadora, un hombre a quien la vida no se lo puso fácil. Su padre (ferroviario) muere joven y él, único varón, pasa a encabezar la familia. A falta de padre, su profesor, D. Leopoldo, teniendo como aval la gran inteligencia del muchacho, se compromete a costearle la carrera de Medicina y, aunque él quería estudiar Ingeniería de Caminos, desistió de ese empeño porque había que estudiar  en Madrid y no quería ocasionar más gastos. La Medicina fue, pues, una casualidad.

Reportaje sobre el alcalde Manuel Rivero en 1974Rociero y sevillista
Entre sus pasiones están leer y escribir (toma notas continuamente, dicen que apunta cosas hasta en las recetas), el fútbol (es socio del Sevilla) y la vida cofrade. Veracruz, Santa Ana, Valme y Santo Entierro son algunas de sus favoritas, aunque ninguna como la Hermandad del Rocío. Ya peregrinaba a la ermita antes incluso de que se creara la hermandad en 1933. Sus convicciones católicas son tan profundas que reza incluso cuando va conduciendo.
Desde aquí le deseamos mucha suerte en la alcaldía.

Se salvó del frente
A Manuel le cogió el inicio de la guerra en su segundo año de carrera, de manera que sus conocimientos de medicina le permitieron eludir el frente. Arriba, realizando prácticas en el Hospital de las Cinco Llagas (a su lado, Juan Ocaña) y con su uniforme de militar. En la foto superior derecha, portando el brazo incorrupto de Santa Teresa (12-12-1962) junto al juez Jurado Saldaña. A su lado, el guardia civil Naranjo.

Reportaje sobre el alcalde Manuel Rivero en 1974Tras un gran hombre… una gran mujer
Su esposa, Pepita Ocaña Rivas, es su fiel compañera. Con ella se casó en 1947. Se conocieron cuando ella visitaba en Dos Hermanas a sus tíos Fernando Rivas y María Jiménez, prima hermana de la madre de Manuel. El preguntó por ella, empezó a escribirle y ahí empezó el noviazgo.

Rociero desde pequeñito
Sus tíos Manuel García y Antonio Chacón fueron dos de los fundadores de la Hermandad del Rocío de Dos Hermanas, de ahí que su relación con esta corporación fuera muy estrecha desde su infancia. En la imagen, tomada en los años 50, acompaña la salida del simpecado por la calle Canónigo, junto a los sacerdotes José Ruiz Mantero y Gerardo Cano. También vemos, entre otros, a Antonio León Cruz, socio del almacén León y Cos.

Encomendado a Santa Ana
Un jovencísimo Manuel Rivero porta una vara en la procesión de Santa Ana de 1945. Hizo lo indecible por que esta hermandad no desapareciera en los momentos de mayor penuria. Su fervor por la patrona es tal que se encomendó a ella cuando se examinó en las oposiciones de Medicina. Le prometió que sería su hermano mayor siempre que le hiciera falta, y así fue.

 

 

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