Querida Dos Hermanas:
Este domingo pasado tuve la suerte de ser invitada aquí a la fiesta de la Romería de Valme. Había oído hablar mucho de esta fiesta, había escuchado los estallidos de los cohetes los días previos y la historia del rey exhortando el famoso “¡Váleme!”, pero no tenía ni idea de qué podía esperar. Lo que encontré fue un día rico en tradiciones, familia, amigos, cultura, comida, bebidas y risas con su trasfondo histórico.
Mi experiencia comenzó con el desfile de la carreta de la Virgen, las carretas y galeras de los romeros, que he sabido apreciar después de aprender cómo se elabora el complejo adornado a base de flores de papel hechas a mano desde el verano. Estas obras de arte coloridas estaban acompañadas por los hermosos trajes de las flamencas, de las que tanto me costó apartar mis ojos.
Pero mi parte favorita de esta celebración estaba en la reunión en torno a una mesa llena de lo mejor de la gastronomía de Andalucía. Comida que estaba emparejada a bebidas, muchas bebidas, hasta el punto que creo que podría competir con los excesos de mi cultura americana! Quizás fue la bebida la que me empujó a bailar sevillanas. Aprendí rápidamente que es una forma de arte, pero he disfrutado mucho intentándolo. Todo el ambiente de la fiesta era cálido y lleno de sonrisas, y fue suficiente para hacer que incluso yo, la extranjera, me sintiera bienvenida y apreciada, como miembro de la familia.
Así que, Dos Hermanas, aprecio mucho esta vislumbre de tu cultura, historia y amor a la naturaleza. Estoy agradecida por haber sido parte en tu fiesta, gracias por enseñarme esta parte de la ciudad y todas las personas excepcionales que me enseñaron lo que significaba para ellos.
