Lágrima a la fuerza

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1101TAN FUERTE, TAN CERCA

Una de las cosas sin explicación de los Oscar de este año (amén de películas injustamente olvidadas, y otras inmerecidamente nominadas y hasta premiadas) estuvo motivado, una vez más, por ese sinsentido que se instauró hace un tiempo de colocar diez candidatas en la categoría principal (aunque este año fueron nueve) en vez de las cinco que hay en los demás premios, lo que da lugar, demasiadas veces, a hechos como el que le ocurrió a esta cinta, que sin tener una o ninguna otra nominación, era candidata a ser considerada la mejor película del año. Aunque, resultaba evidente, acabó yéndose de vacío.

{xtypo_code}Estados Unidos, 2011 (129′)
Título original: Extremely loud, incredibly close.
Dirección: Stephen Daldry.
Producción: Scott Rudin.
Guión:  Eric Roth, basado en la novela de Jonathan Safran Boer.  
Fotografía: Chris Menges.
Música: Alexandre Desplat.
Montaje: Claire Simpson.
Intérpretes: Tom Hanks (Thomas Schell), Thomas Horn (Oskar Schell), Sandra Bullock (Linda Schell), Zoe Caldwell (Abuela de Oskar), Dennis Hearn (Pastor), Paul Klementowicz (Sin techo), Julian Tepper (Camarero), John Goodman (Stan, el portero), Max von Sidow (El inquilino), Viola Davis (Abby Black), Jeffrey Wright (William Black), Hazelle Goodman (Hazelle) .{/xtypo_code}

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En los últimos años Hollywood ha intentado llevar a cabo la gran película sobre las secuelas que en la población del país dejaron los terribles atentados del 11 de septiembre en el World Trade Center de Nueva York. La cinta de Stephen Daldry, basada en la novela de Safran Boer, es una más, la última hasta el momento. Y se puede afirmar sin temor que la espera tendrá que seguir, ya que esta extremadamente sensiblera Tan fuerte, tan cerca tampoco es esa gran película.

Oskar es un niño de once años que queda destrozado tras la muerte de su padre en los atentados de las Torres Gemelas. Un año después de “el peor día” encuentra accidentalmente un sobre con una llave y con el nombre de Black escrito en él. Como hijo y padre organizaban ‘expediciones’ para ayudar a que el pequeño (con síndrome de Asperger) se relacionase con los demás, éste comenzará una búsqueda por toda la ciudad, entre todos los Black que encuentra en la guía telefónica, intentando encontrar qué abre la llave, qué mensaje le dejó su padre antes de irse.

La historia es no sólo improbable sino inverosímil desde un principio. El niño (aunque se come a todos los compañeros de reparto, sobre todo a un Tom Hanks que en el último año ha tenido en su haber dos papeles malos-malos, este y el de Larry Crowne) resulta absolutamente insoportable, malencarado y altamente (con perdón) collejeable.

Daldry se esmera, con insultante descaro, en hacer una película sensiblera y lacrimógena en cada plano. A pesar de que quiera parecer más profunda de lo que en realidad es. Porque la película no consigue que el espectador se emocione por la historia que cuenta (que a fuerza de insistir en lo mismo, de reiterar una y otra vez, acaba agobiando, cansando, exasperando), sino que cada plano está construido de modo que obliga al que lo ve a sentirse mal. Hay un momento en el que Max von Sidow le dice al niño que deje de torturarse, que no escuche una y otra vez los mensajes que dejó su padre en el contestador antes de morir… Sin embargo, es lo que Daldry hace durante toda la película con nosotros, una y otra vez. Se nos fuerza a la lágrima. De muy mala manera, además.

 

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