A La injusticia histórica

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Hace unos días murió Manuel Fraga Iribarne y como suele suceder, se le han dedicado todo tipo de alabanzas, como el “gran demócrata” que contribuyó a la llegada de la democracia, padre de la Constitucion, “domesticador” de la extrema derecha, etc… El pasado sábado día 4, el P. P. le rindió un gran homenaje en Galicia, en el que el Presidente del Gobierno le dedicó todo tipo de elogios, afirmando que su legado es impagable y que España siempre le deberá mucho… Es evidente que la historia la escriben los vencedores y este caso no es una excepción.  

Fraga fue, ante todo, un franquista convencido y entusiasta, que si merece respeto al morir como todo ser humano, no creo que merezca la más mínima alabanza por su trayectoria política, que estuvo jalonada de barbaridades, como compartir como Ministro de Información el asesinato de Julián Grimau en 1963; como Ministro de Gobernación permitir y/o autorizar el asesinato de cinco trabajadores en Vitoria al salir de una iglesia, en 1976; defender la actuación de la extrema derecha en Montejurra, donde asesinaron a dos manifestantes; además de tener constantes actitudes represivas de todo tipo, a lo largo de toda su trayectoria.

No, Fraga no fue un demócrata nunca y España no le debe absolutamente nada. Era listo, no cabe duda y por ello supo que, o se subía al carro de la transición, o se quedaba fuera de juego como sus compañeros Girón o Blas Piñar, o con los que formó Alianza Popular: Fernández de la Mora, López Rodó, Martinez Esteruelas, Silva Muñoz, Licinio de la Fuente o López Bravo (vamos, la esencia de la democracia). No es que “domesticara” a la extrema derecha, es que no tuvo más remedio que adaptarse si quería seguir en política y evidentemente quería, porque su ambición nunca tuvo límtes.

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Para mí, la gente que merecen alabanzas y que seguramente nunca tendrán, son otras, son las miles y miles de personas que anónimamente lucharon, de verdad, por la llegada de la democracía, las que sufrierón la terrible represión de Fraga y sus compinches, los asesinados, las 10.000 personas que pasaron por el Campo de Concentración de Los Merinales y todas las que pasaron por los restantes campos de concentración, las de las cárceles franquistas, las que nunca han tenido ni tendrán grandes Pazos en Galicia, ni cortijos en Andalucía, ni grandes salarios, ni prebendas de ningún tipo, sino que han tenido que buscarse la vida con muchas dificultades, pero teniendo algo muy grande: un profundo amor por la Libertad y una enorme Dignidad.  

Es penoso que esta sociedad tenga tan poca memoria histórica, porque podemos estar condenados repetir trágicas experiencias vividas.  

No tengo ningún afán revanchista, sino que creo imprescindible defender la verdad histórica. Por eso en vez de a Fraga, quiero rendir homenaje a algunas personas sencillas de Dos Hermanas que lucharon por la democracia y sufrieron la brutal represión franquista, como Luis Monje Ortiz, ejemplo de honestidad y lucha; Francisco Durán Lago, luchador impenitente; José Menor García, Antonio Verdugo Fornet, la saga completa de los Fornet, la saga de los Adames, y tantos otros y otras. Es decir, a las personas que fueron víctimas de la represión de Fraga, de una u otra manera.

Estos y otros muchos y otras muchas trajeron la democracia, Fraga trató de evitarla, defendiendo las prebendas del franquismo, sin condenar nunca ese régimen asesino.

 

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