Atrapa a un traidor

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1101EL TOPO

Si hay alguien que ha sabido reflejar a la perfección el mundo y la vida del espía (hablamos del espía clásico, no de un moderno Bourne, que pelea, realiza persecuciones en coche a alta velocidad y se ve inmerso en tiroteos día sí día también), ese ha sido John Le Carré. Aunque claro, sabe perfectamente de lo que habla, ya que se dedicó a ello gran parte de su vida.

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{xtypo_code}Francia-Reino Unido-Alemania, 2011. (127′)
Título original:  Tinker Taylor Soldier Spy.
Director:  Tomas Alfredson.
Producción: Tim Bevan, Eric Fellner, Robyn Slovo.
Guión: Bridget O’Connor, Peter Straughan, basado en la novela de John Le Carré
Fotografía: Hoyte van Hoytema.
Música: Alberto Iglesias.
Montaje: Dino Jonsäter.
Intérpretes: Gary Oldman (George Smiley), Colin Firth (Bill Haydon), Tom Hardy (Ricki Tarr), John Hurt (Control), Toby Jones (Percy Alleline), Mark Strong (Jim Prideaux), Benedict Cumberbatch (Peter Guillam), David Dencik (Toby Esterhase), Ciarán Hinds (Roy Bland), Kathy Burke (Connie Sachs), Stephen Graham (Jerry Westerby), Simon McBurney (Oliver Lacon), Amanda Fairbanks-Hynes (Belinda), Svetlana Khodchenkova (Irina).{/xtypo_code}

El topo, para muchos su mejor novela, ya había sido adaptada por la BBC en una miniserie de siete capítulos, con Sir Alec Guiness como protagonista. Pero los tiempos han cambiado desde entonces, y en una Europa que se desmorona, como aquella de la Guerra Fría que Le Carré mostraba en su obra, no resulta innecesaria un nuevo revisionado de la misma, y revisitar cómo el lacónico George Smiley, ese ser inteligente, introvertido, reflexivo y atormentado por las infidelidades de su mujer (por cierto, magnífica la idea de hacer sentir su presencia, su peso en la vida del protagonista, pero no mostrar nunca su rostro) vuelve a investigar en los bajos fondos del espionaje, y a jugar al ajedrez estratégico con su ‘rival’ soviético, Karla, para cumplir sus objetivos.

El sueco Tomas Alfredson, que ya nos cautivó con la magnífica Déjame entrar, se pone al mando de esta nave, y rodea la escena, al igual que en aquella, de una bruma ambiental que, aunque invisible, se percibe rodeando a los personajes. Nos mete de lleno en un mundo de traiciones, de agentes dobles, donde todo puede ser mentira, en una trama muy compleja llena de dobleces y de recovecos, y de sombras entre las cuales se nos pueden escapar detalles importantes si no estamos atentos. La historia está muy bien contada, y la atmósfera de secretos y engaños entre la élite es realista y emocionante, y lo que es mejor, verosímil, totalmente creíble.

El guión ha sabido captar la esencia de la historia (era extremadamente difícil reducir a dos horas un libro que tenía tal densidad de datos y personajes). El topo es una película fría y calmada, sobre unos personajes fríos y calmados, que bajo esa superficie de paz esconden una vida frenética.

A una dirección magnífica y un guión fantástico se unen unos intérpretes soberbios. El normalmente extralimitado Gary Oldman se muestra aquí muy pausado, sin mover un sólo músculo de su rostro, tal como pedía su personaje, al que uno siente como real. Además, está rodeado de secundarios de lujo, de todo un elenco de actores británicos que siempre son buenos (Colin Firth, John Hurt, Toby Jones…)

Y una banda sonora de calidad extraordinaria, creada por el español Alberto Iglesias, que Alfredson sabe utilizar en los momentos adecuados…

Sólo un pero: la identidad del topo es más que evidente a medida que la historia va avanzando, pero ello no empaña el buen rato que nos hace pasar esta cinta, magnífica muestra del cine de espías de verdad, de los buenos.

 

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