El ferry les sentó muy mal

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1901Fue cruzar el Estrecho y se trastocó todo. A la PD Rociera no le ha sentado nada bien su viaje en ferry a tierras africanas. El conjunto que preside Emilio López sufrió un sonoro batacazo ante el Murallas de Ceuta (3-0) que le ha servido de billete para irse directamente a la última plaza de la categoría.

Años hacía que el conjunto auriazul no se veía relegado a tan baja posición. Por fortuna, apenas han pasado cuatro jornadas desde que arrancara la competición. Estos tropiezos bien le pueden servir a la plantilla que dirige Miguel Ángel Cáceres para ajustarse a las costuras de la Tercera División en donde, en todas las jornadas anteriores, no ha dejado nunca de puntuar.

Sobre el terreno de juego los de Dos Hermanas apenas encontraron su sitio. El anfitrión luchó más y mostró más músculo en la hora del juego. Para colmo, llegaba a la cita con la espina clavada de haber caído derrotado en todos los compromisos ligueros jugados hasta la fecha.

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Las pérdidas de balón se convirtieron en el talón de Aquiles de los pupilos de Cáceres, incluso en la zona de mayor peligro, como son los aledaños del área pequeña. En una de estas ocasiones llegó el tanto con el que los ceutíes abrieron el marcador: una falta producida por el centrocampista nazarena Jony que lanza el ‘caballa’ Di Martino y que envía de un testarazo Sandro, capitán del cuadro anfitrión, hasta el fondo de las mallas defendidas por Álex.

Este primer gol en contra descolocó por completo a los visitantes, evidenciando sus notables carencias en el juego y creando una honda mella en el hasta entonces escaso control que tenían del partido. Así, en el 40, Nordin, tras romper la barrera del fuera de juego y doblegar al meta nazareno, le endosó el segundo tanto al conjunto de la barriada de El Rocío, resultado con el que el partido llegaba al intermedio.

Tras el descanso la Rociera salta de nuevo al terreno de juego con bríos renovados. Iba a por todas y enfrente se topaba con un Murallas que optó por rebajar la presión y vivir de la renta de la primera mitad. No fue suficiente. Al equipo de Dos Hermanas le faltaba más mordente y llegada a portería rival.

Se agradecieron las entradas en el campo de Barros y Miguel Acosta, en casos como el del primero, consiguiendo plantarle cara en el juego incluso al capitán Sandro, que fue un peligro constante para el equipo durante el primer tiempo. Acciones reseñables como la de Villalón (que envió el esférico a la escuadra) o la protagonizada al alimón casi al final del partido por Barros y Chiqui Carmona, quedaron en nada, mientras Di Martino cerró el luminoso con el 3-0 final en el minuto 72.

Toca pensar en nuevos objetivos. El próximo, este domingo, a  domicilio: Córdoba B.

 

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