Aquel sindicalismo

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Han pasado 30 años de libertades políticas, y no se me olvidan los años de las décadas de los 60 y parte de los 70. Hacer comparaciones entre el pasado y este presente,  me invita a recordar unas vivencias y otras actuales, para analizar comparaciones entre ambas, con sus pros y sus contras.

Un ayer repleto de ilusiones, tanto en el luchar por el mundo del trabajo con un compromiso auténtico, sin poner condiciones de ninguna clase, sólo nos importaban la clase trabajadora, sin pedir nada a cambio, y un hoy lleno de intereses particulares, un “modus vivendi” de una clase obrera olvidada, manejada y traicionada, con un “botón de muestra”, que son los cerca de cinco millones de parados, sin soluciones inmediatas, que la élite sindical olvida descaradamente la problemática del mundo del trabajo, que sufre y pasa hambre. ¿Tenemos que seguir “soñando” en el futuro? ¿ Es que ya hemos renunciado al presente? Los obreros de entonces no pueden ni deben esperar su futuro, ya que este “futuro” es nuestro “presente” de hoy. Seguimos, todavía, dormidos y sin dar soluciones a los jóvenes de hoy. ¿Cuál puede ser su “mañana”?.. si su “hoy” lo están sufriendo al no tener un trabajo digno y remunerado. ¿Para qué nos sirven los Sindicatos “democráticos.”, con toda su “parafernalia”, si no se lucha por un puesto de trabajo?

Volviendo atrás, porque no encuentro soluciones a tantas interrogantes, me quiero centrar en ese “ayer,” que es historia, como verdadera muestra de lucha, entrega, solidaridad y cariño, por el mundo del trabajo. Entonces no teníamos sueldos, ni ventajas económicas, ni nada de nada, sólo nos importaba la eventualidad laboral.

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Nos jugábamos y poníamos en peligro nuestra libertad, desembocando en problemas familiares por el peligro que corríamos entonces. Nos tachaban de revolucionarios, con descalificaciones y perseguidos por la Policía Social. No nos importaba ya que sólo nos interesábamos por nuestros “compañeros” de trabajo.

En esos tiempos de “ordeno y mando”, teníamos solamente la representación de los compañeros obreros, pero no teníamos poder para decidir en la problemática laboral, ya que todo dependía del poder reinante. Estas limitaciones eran superadas por nuestro trabajo, y con nuestro convencimiento de lucha, para conseguir lo mejor para el mundo del trabajo. Nos hicimos respetar y, a veces, conseguir mejoras con nuestras reivindicaciones. La Sección Social del Sindicato Vertical, dimos testimonio de seriedad y convencimiento en la lucha obrera. Nuestro Presidente Celestino Aguililla, (q.e.p.d.), nos dio ejemplo en el trabajo y responsabilidad, enseñándonos a cumplir a favor de nuestros compañeros. Todo un ejemplo. Yo tuve la suerte de suplirlo en el cargo, cuando cayó enfermo, y en mis visitas casi diarias, me fue instruyendo como un verdadero “maestro”. Me sirvió mucho su sincera amistad.  

Recuerdo aquellas “huelgas” en los almacenes de aceitunas, y, con mención especial, la de Cerámica Bellavista, que no olvidaré, así como en otras empresas, a donde se imponía un diálogo auténtico, que nos llevaba a lograr acuerdos buenos para las “partes”. Los actos de conciliación que se mantenían en el Sindicato, con presencia de la Patronal Sindical, y compañeros de la Sección Social, que lograban indemnizaciones considerables, dentro de nuestras limitaciones, pero nunca se engañaba al obrero. La Patronal actuaba de buena forma, por lo que lográbamos buenos acuerdos.

¿Cómo se podría, hoy, obtener y conseguir un puesto de trabajo para el “parado”, cuando los Sindicatos de hoy mandan más que el propio Gobierno, sea del color que sea? ¿Cómo duermen los sindicalistas de hoy, sin hacer nada por el gran paro obrero que  padecen? Los obreros de hoy, como los de siempre, no quieren “limosnas”, ni “regalos” ocasionales, quieren un puesto de trabajo que rinda para llevar a sus familias adelante. ¡Sindicatos mayoritarios, tomemos conciencia de nuestras obligaciones, como representantes legales, para bajar, como principio, y acabar con el paro, como objetivo, porque los trabajadores os lo demandan y tenéis que luchar por ellos¡

Ese debe ser vuestro objetivo diario. Sindicatos mayoritarios, tenéis la obligación moral de defender a todo el colectivo obrero. Las familias padecen esta fatal realidad de “paro”, que sigue creciendo, llevando a situaciones extremas a muchas familias en lo más sagrado, que es vivir con dignidad y poder dar de comer a sus hijos.

¿Hasta cuándo hay que esperar? Vuestro compromiso os lo reclaman, y vuestra obligación es imperiosa. El mundo del trabajo lo espera. ¿Hasta cuándo?

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