Pasionaria en el recuerdo

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Se cumplen en estos días veinte años de la muerte de Dolores Ibárruri “Pasionaria”. Veinte años sin la presencia, sin el aliento de una mujer que hizo de su vida, de la lucha por la emancipación de la clase trabajadora, bandera a la que se aferraran miles de hombres y mujeres que vieron en ella, no el icono en que quisieron convertirla, sino la encarnación misma de la esperanza.

“Quise ser religiosa y terminé renunciando a la fe. Quise ser maestra de niños y me convertí en propagandista política.

Quise ser feliz y la vida me golpeó en lo más íntimo, en lo más entrañable…”.
Son palabras de Dolores, palabras de una mujer a la que le fue arrebatado lo que más quería, lo único que realmente era suyo: cuatro de sus seis hijos, a los que tuvo que enterrar cuando apenas comenzaban a andar.

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Palabras duras y amargas que tiñeron su vida de negro luto. Sólo en sus adentros.
Pasionaria fue ejemplo de entereza. Nunca entendió la vida, esa vida que tanto le golpeó, sino como sinónimo de lucha. Y nadie mejor que ella para saber que la lucha la mayoría de las veces, solo terminaba con la muerte.

Pasionaria esposa. Pasionaria madre. Pasionaria dirigente política…, pero sobre todo, Pasionaria Mujer. Una mujer en un tiempo en el que por el simple hecho de serlo, a lo más que podía aspirar era a “parir, coser y limpiar”.

Y Pasionaria parió, Pasionaria cosió, Pasionaria limpió. Pero no quiso, no pudo quedarse ahí. Dolores se rebela. Pasionaria lucha, no contra el hombre que pretende someterla por ser mujer, sino contra la sociedad que les embrutece, que les anula como personas, que les oculta el norte.

Hombre y mujer son compañeros. Juntos han de cavar la trinchera que frene y termine con el verdadero enemigo: La lucha de clases.  Y lo consigue.
La palabra de Pasionaria se transforma en clamor. Su voz, coreada por cientos de miles de hombres y mujeres que se ven reflejadas en ella, que sienten como ella que otro mundo es posible, se crece, avanza, se extiende…

“Fui elegida diputada por el pueblo. Mi lugar es pues, junto al pueblo. Trabajando con el pueblo”. Son palabras de Dolores política. Palabras de Pasionaria para quien su acta de diputada pertenece a los hombres y mujeres que la votaron. La herramienta que tienen en sus manos para intentar paliar el hambre y la miseria que azota a la España de los años treinta.

Dolores, Pasionaria, deja de pertenecerse a si misma. Su voz es la voz de quienes no tienen voz. Sus manos, las manos de quienes aun queriendo usarlas, no pueden hacerlo.

Dolores, Pasionaria, esa flor del siglo XX, deja de ser mortal. Dolores, Pasionaria, se transforma en Bandera. Nuestra Bandera.

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