Al Sr. párroco, Don Lorenzo:
Creemos que al llevar tantos años en Dos Hermanas, conocerá la ilusión que tienen los niños de nuestro pueblo por hacer la ofrenda floral a Valme. El viernes, día 17 de octubre, habiendo en la Parroquia ya varios chicos, llegaron los niños de Anidi. Al ser tan numeroso el grupo, es normal que se forme más jaleo.
Estaba usted con unas señoras y pronunció estas palabras que, queremos creer, salieron por su boca, pero no de su corazón: “No sé por qué traen a estos chavales, esto es cosa de sus maestros y de sus madres”. A lo que las señoras que estaban con usted asintieron.
La mala suerte suya es que cuatro madres de esos chavales estaban junto a ustedes y les escucharon.
No les contestamos porque estábamos en un sitio en el que considerábamos todas que era la casa de todos. Pero ahora lo contamos: ¿Sabe con qué ilusión hacen una carreta pequeña para llevársela a su Madre Valme? ¿Sabe cuántas veces sus maestros y madres, padres o familiares les recuerdan que tienen que portarse bien, que están en la casa de Dios y que van a ver a su Madre Valme? ¿Sabe que algunos de ellos sólo la ven ese día porque por circunstancias familiares no les llevan?
Pensamos que un mal día lo tiene cualquiera, pero le queremos decir que el viernes de Valme, uno de los días má bonitos para nosotras sus madres (con minúscula), nos lo hizo pasar usted muy mal y por respeto nos callamos. Pero nuestros hijos, familares que están en Anidi, tienen todo el derecho como todos los demás de entrar en la casa de Dios, que es la casa de todos, para cualquier celebración que allí haya.
