Qué necesario el poeta
surgido del canto al viento
que en sencillo movimiento
orienta al sur la veleta
de un verso-pincel violeta
–sin fuegos artificiales–,
tiñendo rimas-retales
de luz, de flor, primavera,
de siega, de sementera
y estelas de manantiales.
Qué compendio delicado
amasado en experiencia;
qué tratado de la esencia
germinada en un pasado
que asida lleva al costado
el perfume del amor,
amapolando el dolor
de su orfandad escolar
sin complejos que ocultar
ni la mancha del rencor…
Quisiera, tras de esta glosa,
brindar por la melodía
y el frescor que se rocía
en tu palabra amorosa,
que entre pétalos de rosa
acunas, sin más excusa,
que lanzar tu pluma infusa
a la rosa de la vida:
hoy por eso, Bienvenida,
brindo al aire de tu musa.