El registro de parejas de hecho ofrece otra modalidad de unión
Para una pareja que decide contraer matrimonio, el día de su boda es el más esperado de su vida. Tras muchos meses de nervios, dudas y preparación, la ansiada típica estampa de los novios saliendo cogidos del brazo por la puerta de la iglesia por fin se hace realidad. Atrás ha quedado un proceso largo para aquellos que han decido casarse “por la iglesia”, o sea, celebrar su matrimonio de acuerdo a sus creencias religiosas.
El lugar que más bodas religiosas registra es la capilla del colegio de San Hermenegildo, con unas 120 bodas al año, aproximadamente. Le sigue la parroquia de Santa María Magdalena, donde se inscriben las parejas que se casan en el Gran Poder. Son unas 70 aproximadamente. Entre el resto de las parroquias se pueden sumar otras cien. Los precios también varían de unos lugares a otros. Aunque las tasas orientativas del Arzobispado rondan los 125 euros, en 'Los Frailes', por ejemplo, el donativo que los novios hacen al casarse es de 210 euros.
Plazos y trámites
Al igual que para casarse por lo civil, para hacerlo por la iglesia es necesario aportar documentos que acrediten la soltería de los cónyuges y las partidas de nacimiento. En la iglesia, además se pide la partida de bautismo y un certificado de soltería eclesiástica o de nulidad matrimonial, en el caso de que uno de los contrayentes hubiera recibido el sacramento con anterioridad.
Para solicitar fecha para casarse, los plazos varían según la parroquia. En Santa María Magdalena, el segundo lugar donde más bodas se celebran, son ocho los meses de antelación con los que se tiene que pedir fecha. Para casarse en junio, por ejemplo, habría que entregar la solicitud en noviembre. La solicitud de matrimonio se realiza con tanta previsión para cuadrar los días en que la parroquia acoge los actos de las cofradías y hermandades. Una vez que se ha entregado toda la documentación, incluida la acreditación de corresponder a la parroquia según el domicilio, si es pertinente, el proceso de adjudicación de fechas tarda unos dos meses. A primeros de mes se publican las fechas disponibles para los próximos seis meses.
En Santa María Magdalena las bodas se celebran los viernes a las 18:00 o a las 20:45 horas y los sábados a las 12:30 o a las 18:00 horas, sobre todo en los meses de agosto, septiembre y octubre. La demanda es mayor en los horarios de tarde porque los novios pueden así celebrar una cena para el convite. Cuando ya se ha hecho pública la fecha, los novios deben volver para comenzar el cursillo de preparación. Una vez que se ha completado el cursillo, se procede a la toma de dichos, el inicio del expediente matrimonial. Ese día, dos testigos certificarán el amor de los novios. Como muy tarde, se hará un mes antes de la celebración. Una vez celebrada la boda eclesiástica, antes de que hayan pasado cinco días, deberá acudirse al registro civil para que el matrimonio sea transcrito a los libros.
El momento de la celebración es el más esperado. Cada lugar tiene sus normas. En Santa María Magdalena, por ejemplo, no se permite cortar el paso de los bancos de la nave central al pasillo con lazos o cualquier otro tipo de adorno, el exorno del altar mayor corre a cuenta de los novios y debe permanecer allí una vez concluida la ceremonia.
La parroquia cuenta, además, con una alfombra propia que coloca el sacristán, y la música permitida es la del órgano y la de los coros polifónicos o solistas que los novios contraten. En este tipo de celebraciones se permite sólo una persona haciendo fotos.
El lugar preferido para contraer matrimonio es San Hermenegildo
La capilla de San Hermenegildo es, con diferencia, el lugar preferido para contraer matrimonio por la iglesia. Así lo demuestran las cifras, unas 120 bodas celebradas cada año. Y es que como comenta Daniel Escamilla, el sacerdote encargado de organizar las ceremonias, el entorno es muy adecuado para la celebración de una boda; “el sitio es espacioso y hay facilidad de estacionamiento”. La capilla, además, tiene un aire muy especial. Junto a Escamilla, son en total cuatro los sacerdotes que ofician las bodas en San Hermenegildo. La mayoría se suelen celebrarse los sábado por la tarde, en los meses de septiembre, junio y en primavera y como todos los aspectos burocráticos quedan resueltos en la parroquia de La Oliva, el padre Escamilla sólo tiene que situarles dentro de la capilla y explicarles el desarrollo de la ceremonia para que no haya contratiempos. A la hora de adornar la capilla, son los novios los encargados de ponerlo a su gusto. En algunas ocasiones, y es algo de lo que se lamenta Escamilla, el día elegido para la fecha de la boda no se presentan los novios, y es que, debido a la antelación, seis meses, con la que han pedido la fecha, ni siquiera llaman para avisar de que ya no se casan…