Pan y agua

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Las religiones hacen encaje de bolillos con los nutrientes de sus creyentes, les organizan sus comidas diarias, esto se come, esto está prohibido, porque no le gusta a los dioses.
Cristo batió el récord, fue como en todo, sencillo y simple.
¡Comed el pan, este es mi cuerpo!
¡Bebed el agua, esta es mi sangre!

 

No pudo ser más explícito, ni más simple su mensaje para sus oyentes, ni rito más simple para tener conciencia de Dios.

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Si les explica qué es el pan como nutriente de las células, que el pan son átomos que forman moléculas, y las moléculas forman proteínas que alimentan a las células, que sin las proteínas es imposible la vida. Se les explica que el agua, que lleva por los ríos de sus venas los nutrientes a todas las células, que un órgano vivo, detalle a detalle es lo más bello y maravilloso de la creación del universo, esa explicación duraría años y años, por eso llamó a la fe, a la paciencia de estudiar y estudiar, saber y saber, la verdad total del universo, a eso le llamamos ciencia.

No son materias como lengua, matemáticas o geografía, finitas.
El universo-Dios son infinitos, sus conocimientos necesitan miles y miles de años, y solo sabemos lo que es el pan, y lo que es el agua, y nos volvió a pedir otra vez fe, y tiempo al tiempo y estudiar más, eso se llamó ciencias.

Cristo fue embajador de Dios, de la esperanza de hombre aquí en la tierra y en el más allá.
Si Cristo le explica a sus oyentes qué son las partículas divinas, que Dios divida parte de su cuerpo en partículas elementales del universo, y que estas partículas viajen por el universo dentro de los átomos como naves espaciales, para esa explicación hace dos mil años no existían palabras para decirlo, explicó lo que podía explicar.
¡Comed el pan, este es mi cuerpo!
¡Bebed el agua, esta es mi sangre!

Si eso aún no lo entienden, cómo van a entender a Cristo en el 2007 de la era cristiana. Si al agua le llaman vino, el vino es agua con moléculas de la uva y átomos de la uva, pero el agua es una sustancia líquida, no tiene olor ni sabor, si le agregan olor y sabor, y la llaman vino de la inteligencia.

Los ateos llaman a las partículas divinas partículas inteligentes, pues esa dignidad no se la pueden negar, ni pueden negar el universo, niegan la fe, bueno es que algo tienen que negar para ser ateos, si no se tienen que ir al paro, como los de bing-bang, por más que les pese, Cristo está vivo, estará vivo por los siglos de los siglos, las ciencias no son adornos intelectuales, son el patrimonio que tiene el hombre en su herencia cerebral, que es su mente para descifrar los códigos del universo, para explicar el mensaje de Cristo.

 

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