El sábado se clausura el primer festival de aficionados con una gala homenaje a Juan Diego
Este fin de semana se han representado las tres últimas obras que entran dentro del concurso del I Festival Nacional de Teatro Aficionado que se viene celebrado en Dos Hermanas desde finales del mes febrero.
El viernes se representó en el teatro del Club Vistazul la obra A buenas horas, un montaje de la compañía sevillana ‘Cuatro Gatos Teatro’, con guión original de Pablo Canela. La obra cuenta, desde otra perspectiva, la conocida historia entre Tarzán, el hombre mono, y Jane, su amada inglesa. Cuarenta años después, el rey de la selva, vuelve a buscar al amor de su vida para encontrarse con una anciana que ni siquiera lo reconoce. El texto es una sucesión de hilarantes situaciones, por lo dramático de muchas de ellas, con lo que estamos ante una tragicomedia que no deja que el ritmo de la acción decaiga. En el campo interpretativo destacan tanto su protagonista, el propio Pablo Canela, que encarna a John Clayton (el hombre mono) comos sus dos sirvientes, aunque el nivel es bastante bueno en general.
En el apartado técnico hay que resaltar un vestuario acorde con el guión, la época y las características de cada personaje, así como un maquillaje sencillo pero que ayuda a caracterizar a cada uno de los actores de forma significativa. El amor, la obsesión, la vejez, la muerte, y un fuerte sentido del humor negro pueblan esta obra que revisita el mito de Tarzán, dándole una vuelta de tuerca y yendo más allá de la tradicional imagen que se tiene de este personaje.
Yerma y El Cerco de Leningrado
Apostando con valentía por la adaptación de uno de los grandes clásicos de la dramaturgia y una de las obras más reconocidas del autor granadino, Federico García Lorca, arribó al Festival Nacional de Teatro Aficionado la compañía vallisoletana Arroyo Teatro.
La compañía, que lleva desde 2006 recogiendo premios y reconocimientos, como el conseguido en la Diputación de Valladolid, traslada el mito de Yerma a otra época y otro contexto, aportando una lectura diferente pero manteniendo su esencia. La de la historia de una mujer que no es madre, se siente vacía, mal vista en la sociedad, luchando contra la naturaleza, los sentimientos, su matrimonio y los dimes y diretes.
Para ello, su autor, José Sanchís Siniestra, apuesta por una escenografía en la que cobra protagonismo una sencilla, pero efectiva puesta en escena, donde las nuevas tendencias escénicas y una buena resolución de los espacios, para reforzar el sentido de la palabra lorquiana.
Por último, ayer domingo, la compañía Maru-Jasp subió a las tablas del Teatro Municipal una intrigante historia que gira sobre el mundo de la dramaturgia. Encerradas en un teatro, en el que como miembros de la ‘Compañía del Fantasma’, luchaban porque el hecho teatral trascendiera más allá de la representación, Priscilla y Natalia buscan desesperadamente El cerco de Leningrado, la última obra de Néstor, pareja y amante de las protagonistas, que esconde las claves de su extraña muerte.
La trayectoria de este grupo madrileño se inició en el terreno infantil hasta desembocar en la comedia social.