Los cambios sociales y en el ordenamiento jurídico de losúltimos treinta años han favorecido la igualdad de hombres y mujeres en la sociedad andaluza, pero en determinados sectorespermanecen actitudes del pasado que deben ser sancionadas con firmeza y seguridad democrática. Los datos anuales sobre la violencia de género continúan siendo desalentadores y constituyen una prueba más de la necesidad de nuevas acciones y testimonios de condena social contra quienes atentan la integración física y moral de las mujeres.
En España, esa violencia se cobró el pasado año la vida de noventa personas, cinco de las cuales eran menores de edad. Según el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, la cifra de mujeres asesinadas por sus parejas aumentó, con respecto al año anterior, en quince víctimas mortales. Los resultados igualan o superan en gravedad a los de los peores años del terrorismo; sin embargo, en la conciencia ciudadana, el problema no está arraigado con idéntica intensidad.
La imagen sobre la violencia de género aparece distorsionada y ofrece la impresión de un asunto femenino, que sólo afecta a las mujeres, y no es cierto, castiga a toda la sociedad, perjudica a la familia y golpea en el seno vecinal donde se producen los hechos criminales. El alto índice de brutalidad y violencia sitúa en cerca de medio millón de andaluzas las que sufren algún tipo de maltrato físico o psicológico, razón más que suficiente para considerar que es propio de hombres tomar iniciativas que promuevan la urgente eliminación de la indiferencia social y la erradicación de la violencia en cualquiera de sus posibles manifestaciones.
Ante la gravedad de los hechos, este MANIFIESTO CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO pretende advertir que la mayoría de los hombres andaluces repudian y condenan el maltrato físico y verbal a las mujeres por razones de moralidad, legalidad, dignidad y defensa constitucional y estatutaria de los Derechos Humanos.
Andalucía, Día de la Mujer de 2007.
