Párroco de La Oliva y Pregonero del Costalero
"Las hermandades son como hijos difíciles pero con grandes valores”
El próximo domingo, día 25, a las 13:00 horas en la capilla de la Hermandad de la Santa Cruz tendrá lugar el Pregón del Costalero de 2007. El acto serrá presentado por Santiago Varela Lozano, costalero y amigo del pregonero. La parte musical correrá a cargo de la Banda de las Tres Caídas.
Gregorio Sillero, párroco de Nuestra Señora de la Oliva y San José Obrero, es el encargado este año de pronunciar este pregón. Con una gran juventud y muchas ganas de trabajar, este joven sacerdote es además cofrade de pro, vinculado a las hermandades sevillanas de la Esperanza de Triana y Las Aguas. En Dos Hermanas es director espiritual de la Hermandad de la Santa Cruz.
¿Cómo acogió la noticia de su nombramiento como pregonero?
Con mucha alegría y mucho agradecimiento porque llevo muy poco tiempo en Dos Hermanas. También dudé sobre si aceptar o no porque como sacerdote estoy desbordado de trabajo, pero consiguieron convencerme enseguida, aunque me ha costado sacar tiempo para dedicárselo a este pregón.
¿Ha tenido alguna dificultad a la hora de escribirlo?
No conozco muy bien todas las hermandades de Dos Hermanas, sus vivencias directas… Conozco la Hermandad de la Santa Cruz puesto que soy su director espiritual, pero conozco a las personas concretas, no su dinámica diaria.
Entonces, ¿a qué temas ha recurrido para su elaboración?
Me he remontado a mi experiencia como cofrade. Procedo de una familia que no sólo me ha educado en la fe, sino también como cofrade. Mis padres no eran muy cofrades, pero nos explicaban los pasajes evangélicos a través de las imágenes de Semana Santa y todos mis hermanos y yo mismo pertenecemos ahora a alguna hermandad. Yo estoy vinculado a la Esperanza de Triana y a Las Aguas.
¿Cómo se conjuga el ejercicio del sacerdocio con ser cofrade?
Yo intento siempre coger los elementos positivos que tiene la tradición cofrade y hacer de ella una catequesis, intento unir esta tradición con la vida de iglesia.
Siempre se ha dicho que los sacerdotes y las hermandades no se llevan muy bien. ¿Qué hay de cierto en esta afirmación?
Parte de esta idea es responsabilidad de los propios sacerdotes. Las hermandades mueven a mucha gente, pero para un sacerdote trabajar con una hermandad requiere mucho esfuerzo, puesto que debe entender la dinámica por la que se rigen y en cierto modo adoptarla. Por eso muchos sacerdotes abandonan el trabajo con las hermandades, porque piensan que no les va a reportar ningún provecho. Pero hay que intentar acercarnos a ellas, están ahí, son una realidad, necesitan redescubrir la vida de iglesia. Es un proceso muy complicado pero necesario. Las hermandades son como hijos difíciles pero con grandes valores, y esos valores son los que hay que aprovechar en beneficio de toda la comunidad.
¿Cuál es su relación con la Hermandad de la Santa Cruz?
Muy buena. Tenemos los roces normales que provoca el trato diario, pero tenemos muy buena relación. Ellos ven la necesidad de que su director espiritual esté cerca, pero también yo los necesito porque han creado mucha unión en un barrio que es muy grande, con poco arraigo, y son un buen elemento para evangelizar. No hay que olvidar que la religiosidad popular es muy importante también.
Su designación puede sorprender, pero entra dentro de la corriente de renovación y juventud del mundo cofrade y religioso actualmente.
A veces se da una imagen del joven despreocupado e irresponsable, pero hay que demostrar que tenemos valores muy positivos. Eso es importante, pero a la vez no hay que dejar de lado a los sacerdotes venerables que cuentan con muchísima experiencia. A los sacerdotes jóvenes nos están dando un lugar que nos corresponde, porque queremos trabajar por la Iglesia, pero sin olvidar a las personas de quienes hemos heredado la fe.
