Olor y sabor a cocina sueca

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    suecaSi tuviese que definir Sevilla con un olor comestible, sería el olor a naranja, porque me recuerda a la fragancia de jazmín. Y si tuviese que definir Estocolmo con otro, seria el olor a canela. No sólo porque en días fríos lo utilizo como condimento en mi café con nata montada, sino también porque el bollo de canela es un símbolo e ingrediente gastronómico sueco. La canela tiene un aroma tan intenso que se dispersa con fuerza y muchos quioscos venden bollería que huele a canela. 

    Culinariamente hablando podemos decir que Suecia tiene tradición campesina y esto se nota en platos típicos que incluyen albóndigas, patatas y verduras cocidas (ver imagen). Debido a las condiciones climáticas hay una fuerte herencia de conservar los alimentos. Esto permitía a la gente poder sobrevivir en invierno usando los frutos y la cosecha del verano.
    Se come también mucho pescado, como el salmón, el arenque y las gambas. El “smörgåsbord” es igual que la paella en España, es decir, uno de los máximos exponentes de la cocina nacional. Se trata de un buffet con muchos platos típicos suecos y se sirve tanto frío como caliente.
    La fresa salvaje es la fruta más popular aquí y en cuanto a la bebida, nada más característico que el aguardiente.
    Todavía no he probado los alimentos tan atípicos como la carne de reno, alce o de oso, porque sinceramente, la idea no me termina de atraer, así que no sé si los degustaré.
    Otra curiosidad es que en el norte de Europa hay más vegetarianos. Y no me extraña, ya que los españoles tenemos fama de ser carnívoros, comemos mucha cantidad y muchas veces carne. Lo que me ha extrañado mucho es que no encuentro aceite de oliva español aquí. He buscado por varios sitios, en supermercados grandes y tiendas especializadas, pero no encuentro oro líquido ibérico. Abunda mucho el aceite de oliva italiano, como de la casa Bertolli, pero resulta imposible encontrar una botella de Carbonell.
    Como conclusión puedo decir que no me disgusta la comida sueca, pero sinceramente creo que no tiene ni punto de comparación con la gastronomía española. Pienso en el jamón, las tapas, el fino, la tortilla y se me hace la boca agua…
    Lo que sí me encanta de Suecia es la repostería. Así que me despido esta vez con un dulce saludo… Hasta la semana que viene y que aprovechen. 

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