La vida te da sorpresas

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película misión imposible 3MISIÓN IMPOSIBLE 3

FICHA TÉCNICA: 
Estados Unidos, 2006.Título original: M:i:III. Director: J.J. Abrams. Producción: Tom Cruise y Paula Wagner.
Guión: Alex Kurtzman, Roberto Orzi y J.J. Abrams.
Fotografía: Dan Mindel.
Música: Michael Giacchino.
Montaje: Mary Jo Markey y Maryan Brandon.
Duración: 128 minutos.
Intérepretes: Tom Cruise (Ethan Hunt), Philip Seymour Hoffman (Owen Davian), Michelle Monaghan (Julia), Ving Rhames (Luther Stickwell), Jonathan Rhys Meyers (Declan), Maggie Q. (Zhen), Keri Russell (Lindsey Ferris), Laurence Fishburne (John Brassel), Billy Cudrup (John Musgrave), Simon Pegg (Benji Dunn), Sasha Alexander (Melissa), Greg Grunberg (Kevin).  

La prueba  indiscutible de que, con el mismo material, distintos directores harían películas completamente diferentes la tenemos en esta tercera entrega de la saga Misión Imposible. Los elementos sobre los que se construye la historia y el filme son, en general, los mismos que los que se emplearon para los dos anteriores capítulos cinematográficos de esta serie: personajes, efectos especiales, argumentos… Pero claro, no es lo mismo que se encargue de rodarla Brian de Palma (la primera), que John Woo (la segunda). Para esta ocasión se ha echado mano de un novato tras las cámaras, aunque el debutante J. J. Abrams sabe bien de qué va este mundillo.

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Abrams se pone tras las cámaras por primera vez en esta M:i:III (acrónimo con el que han ocultado el título de Misión: Imposible 3) y demuestra la soltura aprendida durante años en el medio. Guionista y afamado creador de series de éxito (la primera de ellas fue Felicity, cuya protagonista –Keri Russell– tiene aquí un pequeño pero importante papel en el que, por cierto, cambia por completo el registro al que nos tenía acostumbrados hasta ahora; y la última Perdidos, que cuenta sus seguidores por legión; sin olvidar, por supuesto, Alias, entre cuyos seguidores me incluyo).

Rodada dentro del mayor de los secretismos posibles, para evitar que se filtrara la más mínima parte de su argumento, M:i:III es una sorpresa en toda la amplitud de la palabra. Y es así porque no responde a las expectativas que se tienen de antemano, es decir, que uno espera encontrarse con una cinta de efectos especiales, y nada más, con un argumento simplón y cargado de errores de guión (que algunos tiene) y de fallos de continuidad (que también los hay), y resulta que la historia es buena, que (lo siento por los seguidores de Brian de Palma) estamos ante la mejor de las tres entregas hasta el momento de la saga.

Ethan Hunt vive retirado con su prometida, ha dejado atrás su trabajo en las Fuerzas de Misión Imposible, y vive feliz y enamorado con una mujer que desconoce su pasado. Pero cuando una compañera, a la que él adoctrinó, su mejor alumna, es capturada en una misión, la agencia acude a él para que vaya a rescatarla. La chica muere tras la operación, de modo completamente inesperado, y Hunt tendrá ahora que capturar al culpable, se siente obligado a ello.
La cinta cuenta con diversas ventajas que la hacen más interesante que sus predecesoras: su construcción audiovisual, a modo de puzzle, comienza con Hunt y su novia capturados, atados y con los malos golpeándoles y apuntándoles con pistolas, tras lo cual viajamos atrás para ver cómo se ha llegado a esa situación y conocer cómo salen los protagonistas de ella, si es que pueden salir. El guión también ayuda a la buena consideración de la historia, mucho más interesante que el de la anterior entrega (cosa que tampoco era muy difícil). Y, por supuesto, por la presencia de un soberbio Philip Seymour Hoffman, que encarna a un malvado de los que hacen historia.

Si obviamos pequeños errores, demasiados efectos especiales, demasiado estruendo, y hechos (a los que ya estamos acostumbrados, como esa soltura de movimientos y esa habilidad y puntería al disparar de alguien que no ha tenido un arma en sus manos en su vida), M:i:III se disfruta, es de esas cintas (escasas) en las que uno espera poco más que nada, que pase rápido y que no duela, y que acaba gustando, sencillamente porque está bien hecha, bien escrita, bien realizada. Y no es poco.

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