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    Los pequeños del CEIP Los Montecillos aprenden agricultura ecológica

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    La iniciativa del huerto escolar pretende fomentar el respeto al medio, la solidaridad y una alimentación saludable

     Desde comienzos del segundo trimestre, los alumnos de Educación Infantil del CEIP Los Montecillos están aprendiendo cómo funciona un huerto ecológico por iniciativa de sus maestros, entre ellos el encargado de las clases de apoyo, Antonio Barranco.

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    En el patio del recreo se ha acotado una zona en la que se han plantado patatas y tomates, dos tipos diferentes de plantas que los pequeños han visto crecer desde el primer día. Los alumnos han tenido la oportunidad de experimentar   las distintas fases y ciclos de crecimiento de las plantas, desde la siembra hasta la recogida, pasando por el abono y los brotes de las primeras hojas. Así, los pequeños de Educación Infantil han comprobado por sí mismos el milagro de la vida, en este caso vegetal.
    El objetivo de la educación ambiental
    Algunos de los objetivos que se persiguen con esta actividad son “la posibilidad de una enseñanza más individualizada, la sensibilización en cuanto a los temas ecológicos y el favorecimiento de una dieta más equilibrada”, explica Antonio Barranco, maestro de apoyo. Basándose en la Educación Ambiental, los pequeños alumnos de Infantil podrán desarrollar algunas habilidades y competencias, tanto manuales como sociales. Entre ellas están la responsabilidad de sus propias tareas, compartir el material con los demás y valorar el trabajo agrícola, que tan desprestigiado se encuentra  en la sociedad actual.
    Las técnicas del cultivo ecológico enseñan también el respeto al medio ambiente, ya que no se han usado productos químicos para cultivar las patatas y los tomates, sino abonos naturales, como el conocido compost. Pero, además, fuera del concepto intensivo de la agricultura moderna, este huerto ecológico no pretende una compensación económica, sino sentar las bases para un nuevo recurso pedagógico que los maestros puedan usar con el fin de motivar al alumno y fomentar ciertos comportamientos.
    “Algunos niños están aprendiendo a ser más responsables, a compartir con los demás las herramientas y los productos de abono natural, a respetar el turno, cosas muy básicas pero que son fundamentales porque a veces no se les enseña en casa”, comenta Antonio Barranco. El maestro afirma también que la experiencia está teniendo muy buenos resultados en este sentido, ya que el reparto de tareas acarrea una serie de responsabilidades que fomenta el cambio en los alumnos con problemas de conducta.
    Por otra parte, se le está dando uso a un espacio del colegio que se estaba desaprovechando, dotando además al resto de profesores y alumnos de una herramienta más para el desarrollo de las materias curriculares básicas.
    La Unesco como referente
    Dentro de la propuesta que realizaron los maestros del segundo ciclo de Educación Infantil del CEIP Los Montecillos para llevar a cabo su proyecto de huerto escolar ecológico, están recogidos los principios básicos en los que se apoyan para sacarlo adelante. Entre estos principios se encuentran algunos objetivos generales que estaban recogidos en la Conferencia de Tibilisi para la Educación Ambiental, convocada por la UNESCO en 1977. Son muchos los años que han pasado desde entonces, pero estos principios y objetivos siguen estando vigentes. Por una parte, ayudar a que los alumnos adquieran una sensibilidad en las cuestiones medioambientales; promover el conocimiento del medio, sus elementos, las interrelaciones que se dan en él y también sus problemas; fomentar la adquisición de una serie de valores que motiven a los alumnos a sentirse interesados y preocupados por el medio ambiente; capacitar a los estudiantes para que puedan intervenir en la búsqueda de solucionesa los problemas ambientales y proporcionar la posibilidad de participar activamente en las soluciones propuestas.
    Todos estos principios que pueden parecer vacíos sobre el papel se están llevando a cabo en este huerto escolar infantil en el CEIP Los Montecillos. Con materiales especiales, regaderas, hazadas, todo adaptado al tamaño de los pequeños agricultores, los alumnos han estado en contacto con la naturaleza, siempre que el tiempo lo ha permitido, y han escarbado, plantado, abonado, regado y quitado las malas hierbas de su huerto con la supervisión de Antonio Barranco, que se encuentra muy orgulloso de este huerto ecológico que ha evolucionado con el esfuerzo de todos y en el que le gustaría implicar más a la comunidad educativa, sobre todo a los padres y madres.
    Un proyecto continuo
    De momento, la actividad del huerto escolar ecológico está planteada como algo puntual,  dedicada a construir el huerto, dar a conocer las técnicas básicas de cultivo ecológico y aprovecharlo didácticamente. Una actividad que terminará con el final del curso para recolectar los frutos obtenidos: tomates, patatas y fresas, que se tiene pensado plantar más adelante. De todas formas, la intención es que se haga un proyecto medioambiental que afecte a todo el centro, no sólo a los alumnos de Educación Infantil, y que vaya más allá de esta puesta en funcionamiento de un huerto escolar ecológico de forma puntual.

    Herramientas adaptadas 

    Los alumnos que están formando parte de esta iniciativa tienen entre 4 y 5 años, por lo que las herramientas tradicionales resultan demasiado grandes y peligrosas para ellos. Por eso las hazadas y las regaderas que están utilizando están totalmente adaptadas a las necesidades de los pequeños. Sin extremos cortantes ni puntas afiladas, los niños manejan las herramientas con total seguridad. Por otra parte no se están utilizando tampoco productos químicos que resultarían tóxicos.

    La semilla sale de la tierra 

    Uno de los objetivos de este huerto escolar ecológico es poner a los alumnos en contacto con el medio natural de la forma más directa posible para que comprendan el ciclo vital de las plantas. Dentro de una cultura urbana que poco o nada tiene que ver con el campo hay muchos pequeños que desconocen dónde crecen los alimentos que luego consumen. Por eso resulta toda una experiencia para ellos ver cómo una pequeña semilla puesta bajo tierra florece en hojas verdes y en ocasiones en flores de gran colorido. Pero más interesante aún es el hecho de que las patatas, por ejemplo, crezcan debajo de la tierra y haya que escarbar para poder sacarlas mientras que los tomates, el otro producto que están cultivando, puede recolectarse directamente de la mata. Igual que esa semilla que se planta, Antonio Barranco quiere que el huerto escolar ecológico sea la semilla que luego dé su fruto en el interés de los alumnos por la naturaleza, el respeto al medio ambiente y la responsabilidad social.

     

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